Cartas
«Sentencias aleccionadoras»

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Señor director:
La judicatura de Santiago acaba de cubrirse de gloria con la condena a 20 años de prisión del empresario Adriano Román, acusado de maltrato e intento de asesinato contra su ex esposa Miguelina Llaverías, una sufrida y distinguida dama que tuvo el valor y la entereza de sentar un precedente que será muy útil para la sociedad dominicana en la lucha para reducir la violencia intrafamiliar y los abusos generados por el fenómeno.

Ya anteriormente en esa misma jurisdicción se había producido una sentencia parecida en perjuicio de los presuntos responsables del vil y cobarde asesinato de Vanessa Ramírez, un acontecimiento que estremeció al país por el móvil del hecho que fue el robo de un celular.

También aquí (la ciudad capital) se condenó en iguales términos a un hombre que amputó una mano a su mujer. Razones pasionales y de celos caracterizan todos estos hechos, los cuales en el pasado en la mayoría de los casos quedaban impunes o recibían benignas condenas.

La presión de los llamados movimientos feministas y de la propia prensa nacional han sido determinantes para que la justicia juegue su rol sancionador y en ese sentido hay que destacar el apoyo de la Secretaría de la Mujer que dirige la Dra. Flavia García.

En el caso de la señora Miguelina Llaverías la entrevista que le hizo Nuria Piera fue tan dramática que hasta a los hombres nos conmovió. Igualmente la vehemencia e insistencia que Huchi Lora le dio al caso.

Naturalmente, hay que aclarar que no se ha ganado la guerra, sino una batalla, pues los inculpados tienen derecho a la apelación como consignan nuestros códigos.

No obstante, de que avanzamos no cabe duda. Nuestros jueces están respondiendo al reclamo de justicia de un sector que como el de la mujer sigue adquiriendo consciencia sobre sus derechos.

Las feministas después de muchos años de lucha han logrado toda una corriente de opinión pública a su favor, lo cual le ha permitido viabilizar sus causas y demandas.

Estas sentencias que comentamos deben constituirse en una especie de freno contra la violencia intrafamiliar y las demás manifestaciones de ese terrible mal.

Estamos sometidos a una espiral criminal que traspasa todas las barreras. Enfrentamientos tan innecesarios como la tragedia de la discoteca Loft. Y pérdida de tres vidas jóvenes que pudieron ser muy útiles para la sociedad.

Cuando un conglomerado teme a la justicia, esos y otros hechos tienden a disminuir. Por ello la necesidad y conveniencia en ese sentido de dar grandes ejemplos para disuadir la violencia.

En tal virtud, pueden ser consideradas como sentencias aleccionadoras las que el poder judicial ha dictado en los últimos días y la esperanza de hoy es que las mismas adquieran la condición de la cosa irrevocablemente juzgada.

Atte.
Miguel Pineda López

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