Cartas
Sobre la JCE

<STRONG>Cartas<BR></STRONG>Sobre la JCE

Estuve dentro de los pre seleccionados para la elección de los jueces de la Junta Central Electoral. Como creyente de la Palabra de Dios, contenida en la Santa Biblia, acepté conforme mi exclusión, en virtud de que «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien», Rom. 8:28. Hoy puedo exclamar: ¡Cuánto me ha ayudado el Señor!

Lo primero que deseo observar es que la determinación, en cualquier circunstancia, debe ser firme.

Enfocándonos en nuestra JCE, este alto tribunal electoral no está exhibiendo un accionar caracterizado por una determinación firme.

Los planteamientos que nos conducen a una determinada conclusión debieron previamente ser lo suficientemente ponderados y, para el caso que nos ocupa, subordinados al principio de legalidad, revestido de derechos y garantías constitucionalmente reconocidas, para que contra vientos y marea, cual roca, ésta pueda permanecer inconmovible… Como diría la reina Esther en su tiempo: » …Y si perezco, que perezca» Esther 4:16.

En el principio de la creación Adán culpó a Eva, y Eva a la serpiente. Desde hace mucho tiempo hay quienes han querido manejarse igualmente. Otros siguen entendiendo que la responsabilidad se asume con entereza.

La sabiduría de Dios contendida en el citado libro sagrado establece además que «El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.» Santiago 1:8

Entendemos que la sociedad, como parte del contrato social, debe respetar las decisiones emanadas de sus autoridades, electas o designadas para velar por el bien común o los intereses de la colectividad, de manera imparcial y transparente. Recurrir dichas decisiones, si diere lugar, en base a los recursos y procedimientos establecidos conforme al Estado de Derecho y al debido proceso legal, si éstas fueren contrarias al ideal de justicia esperado, por decirlo así en términos generales.

«Subiendo y bajando nunca llegaremos».

Los jueces de nuestra JCE han perdido mucho tiempo para poder enmendar sus desaciertos, pero nunca es tarde.

Tienen el reto de aunar esfuerzos, primero dentro de ellos mismos, limando asperezas, y en base al ministerio para el cual han jurado ante toda la nación como testigo, deponer sus particulares y/o personales preferencias, si las hubiera, por el interés general, tendente al fortalecimiento de la institucionalidad democrática de la República Dominicana.

En segundo lugar, que sus ejecutorias nos convenzan en lo adelante de un accionar firme, como todo lo que reposa en la verdad, la justicia, la transparencia, la independencia y la autoridad con poder, a fin de que su labor quede comprometida con la excelencia y la credibilidad, pues tienen las condiciones necesarias para ello. «Si así lo hiciereis, que Dios y el pueblo os lo premien, y si no, que os lo demanden».

Finalmente, «determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz». Job 22:21

Atentamente

Mayra Guzmán de los Santos

Publicaciones Relacionadas

Más leídas