Cartas
Sobre merengue y son

<STRONG>Cartas<BR></STRONG>Sobre merengue y son

Señor director:
En una de mis intervenciones en el llamado calentamiento que tuvo lugar en el Instituto de Estudios Caribeños (INEC), solicité que el II Congreso Internacional de Música que se iba a celebrar en Santiago de los Caballeros los días 13, 14 y 15 de abril en el Centro León, le fuera dedicado al fundador de la Fania All Star el maestro dominicano Johnny Pacheco, por su gran aporte al desarrollo del Sistema o Complejo Genérico de la Salsa.

No sé quién le llevó la idea a la Secretaría de Estado de Cultura, debido a que en la pag. Areíto del 14 de abril publicada en el periódico HOY, aparece la siguiente reseña: “El legendario salsero y fundador de la Fania All Star, el dominicano Johnny Pacheco, será objeto de un gran homenaje por la Secretaría de Cultura, en el Concierto Caribe Son & Salsa, a realizarse hoy a las ocho de la noche, en los jardines del Gran Teatro del Cibao…” Yo le pido al Secretario de Cultura, que le solicite al licenciado Darío Tejeda, director de INEC, la grabación donde se encuentra mi intervención haciendo la citada solicitud.

Así mismo, creo necesario aclarar que también solicité que se incluyera en el homenaje al legendario Trío Matamoro, cuyos músicos pasaron el ciclón de San Zenón en una casa ubicada en la hoy calle Ravelo con Altagracia. Esta solicitud no la hice por ser Ciro Rodríguez, segunda voz del Trío, hijo de una dominicana nativa de Santiago, ni tan poco por el son de Miguel dedicado al ciclón (Cada vez que me acuerdo del ciclón se me parte el corazón) sino por el hecho de solidaridad humana de Trío, cuando el 4 de septiembre, al otro día del ciclón, al no aparecer el chofer del carro fúnebre, el legendario sonero tomó el volante y acompañado de Ciro y Cuesto, recogieron los muertos de la tragedia llevándolo a enterrar en una fosa común en la parte sur de la Plaza Colombina, hoy parque Eugenio María de Hostos.

Para concluir, señor director, quiero recordarle que aparte de la canción El Ciclón, y de Lágrimas Negras, con letras de la dominicana Pura Reyes, quien tuvo unos amoritos con Miguel por aquellos años, hay otra canción compuesta por Miguel en honor al Trío Quisqueya, conjunto que visitó a Cuba a finales de la década del 20 y que dice “Mamá yo quiero saber, de dónde son los cantantes”.

No redundaré al decir que el cantante de este Trío, conocido también como Borinquen, era el dominicano Antonio Mesa, considerado por el más grande compositor de bolero de todos los tiempos, y director del conjunto, el inmortal puertorriqueño Rafael Hernández, como una de las voces más bella que había escuchado y, que en el repertorio de este conjunto se encontraban varios boleros con jaleos, como le llamaba Esteban Peña Morel, o el estilo Chencho Pereyra o Bienvenido Troncoso, según Julio Alberto Hernández, y según investigaciones que realicé en el desaparecido Archivo Nacional de Música son los antecedentes de lo que luego sería el son cubano. Esa era precisamente mi ponencia en el II Congreso, donde también iba a mostrar una serie de documentos que niegan que el danzón la criolla y el bolero sean de origen cubano. Quiero aclarar que no se debe confundir la génesis de un género con su posterior desarrollo a nivel universal por otra nación. Esto es lo que conocemos en antropología como el préstamo cultural. Por ejemplo: las orquestas de Francisco Santella y Braulio Dueño, tocaron el merengue en Puerto Rico (1844), diez años antes que la de Juan Bautista Alfonseca en la República Dominicana (1854) y que también fueron los puertorriqueños quienes establecieron su forma musical (paseo-cuerpo de merengue-jaleo), sin embargo, han sido los dominicanos quienes lo evolucionaron y lo proyectaron a nivel internacional.

Atentamente,
Julio César Paulino
Etnomusicólogo

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