El hoy mayor general retirado José Miguel Soto Jiménez, intelectual de fuste, ocupó la Secretaría de las Fuerzas Armadas durante los cuatro años del gobierno pasado, que encabezó el presidente Hipólito Mejía Domínguez. Otro general, Radhamés Zorrilla Ozuna, antiguo jefe del Ejército en esa misma administración, ha afirmado que con ello se violó el estatuto orgánico de los institutos castrenses.

Soto Jiménez fue sin lugar a dudas un alto oficial muy privilegiado, cuya gestión fue excelente, y se caracterizó por abrir las puertas a la sociedad civil, un hecho sin precedentes, donde inclusive participaron dirigentes de izquierda en seminarios y eventos que marcó un antes y después en la historia de las instituciones militares en el país.

Solo un jefe de Estado atípico como Hipólito Mejía, que en muchas ocasiones actuaba no con la cabeza fría, sino con los pies, podía pasarle por encima a una regla de oro que impone rotaciones sistemáticas en los mandos armados, para permitir las legítimas oportunidades de ascensos.

Ahora Soto Jiménez es acusado de traición por el ex presidente Mejía y llevará esa cruz a cuesta por todo el resto de su vida. No hay manera de convencer a la sociedad de lo contrario, pues un hombre del brillante manejo de la retórica pudo evitar este desagradable escarceo.

La presencia de un extraordinario panelista y expositor como el Dr. Leonel Fernández Reyna honra cualquier escenario dentro y fuera de la nación. El pecado de Soto Jiménez no fue invitarlo a la ruidosa tertulia, sino excederse sin necesidad en pronósticos políticos que no le lucían en su condición de ex secretario de las Fuerzas Armadas de la gestión perredeísta y en un momento en que estamos en una campaña abierta con miras a las elecciones del próximo 16 de mayo.

De todas maneras, Hipólito Mejía se olvidó de un adagio muy viejo que dice «que el que cree en guardia no cree en Dios».

Y con relación a ese proverbio le cuento esta anécdota: En las primera semanas del gobierno de Mejía, un pariente muy cercano de un líder del PRD en esa circunstancia le solicitó que le gestionara un ascenso militar y este zorro de la política le manifestó que eso lo manejaba exclusivamente el Presidente de la República, y cuando el solicitante le observó que el futuro favorecido le respondería, le aplicó la frase señalada.

Hipólito Mejía, diferente al Dr. Leonel Fernández, nunca fue un estadista, y por eso cometió errores garrafales en jugadas de rutina, como fue modificar la Constitución de la República para volver a la reelección, malogrando una de las mayores conquistas del Dr. José Francisco Peña Gómez.

La Fundación V República es la plataforma político-intelectual del general (r) José Miguel Soto Jiménez, quien ha dicho que a partir del 16 de agosto del 2008 se lanzará a buscar la Presidencia, pero en un error infantil se ha enajenado el favor del Partido Revolucionario Dominicano, mientras en el Partido de la Liberación Dominicana no tiene espacio, pues el liderazgo de esa última organización es fuerte y duradero.

A Soto Jiménez no se le puede aplicar la tesis de la mujer infiel, aunque reconozco que mucha gente así lo piensa. La palabra traición es extremadamente dura, y como soy un individuo por naturaleza conciliador, prefiero decir que cometió un desliz.

Atentamente,
Miguel Pineda López