Hoy 
Señor director:
Las próximas elecciones generales constituirán la última oportunidad para el sistema de partidos políticos por el descreímiento de la población, cada día más acentuado, en las organizaciones que luchan por conseguir el manejo de la cosa pública.
Esto es así, debido a la creciente falta de confianza de los electores dominicanos hacia los políticos del patio que venden promesas que nunca cumplen y utilizan el Estado como instrumento de negocios para formar patrimonios a costa del erario.
Ahora mismo, se presentan dos grandes ofertas al conglomerado dominicano: una, encabezada por el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, candidato presidencial por el Partido Revolucionario Dominicano y la otra, por el presidente Leonel Fernández nominado, a la reelección por el Partido de la Liberación Dominicana.
Cualquiera de los dos contendientes que tenga ganancia de causa en el próximo torneo electoral y defraude nuevamente al pueblo dominicano e incumplan con sus proyectos, ahí mismo quedará sepultado el sistema de partidos políticos y se escogerán otras vías para estar mejor representado en la dirección del Estado.
Recientemente, el obispo Monseñor Juan Antonio Flores afirmó que muchos dominicanos tienen el concepto de que el peor flagelo que acaba con este pueblo son los políticos y los que quieren vivir de la política.
El prelado católico fue enfático al considerar lastimoso y degradante que personas de alta posición social y económica negocien con sus principios y valores para vender sus conciencias por cosas materiales y pasajeras.
Monseñor Flores Santana fue claro y preciso al señalar que algunos políticos se envilecen y van destruyendo al país y a la misma patria y criticó duramente que personas de altos cargos compren conciencias por dinero o por solución de ciertos problemas.
Por otro lado, el índice de Desarrollo Democrático en América latina que fue difundido en Argentina, Buenos Aire por la Fundación Alemana Konrad Adenauer, advierte sobre la amenaza del «hiper» presidencialismo y el desvanecimiento de los parlamentos en la Región.
El mismo informe coloca a la República Dominicana entre los países donde la democracia ha perdido vigor y presenta al país con un índice muy malo con respecto a los derechos políticos, libertades civiles y calidad institucional.
Hay que prestarle mucha atención a la baja puntuación que tiene el país en el Índice de Desarrollo Democrático porque los partidos podrían desaparecer del escenario dominicano debido a la actitud demagógica y engañosa de algunos políticos que viven haciendo falsas promesas a las masas desposeídas.
Quizás el pueblo dominicano tenga una oportunidad brillante de que la fe renazca si el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, quien se maneja con pulcritud, ética, prudencia y transparencia, alcance el poder en la próxima contienda electoral
Y para concluir esta carta queremos repetir el siguiente criterio de Monseñor Flores Santana: «se ha comprobado que las mayorías de los países latinoamericanos y del Caribe son incapaces de implantar la democracia con los mismos derechos y deberes para todos los ciudadanos. Los mismos políticos que hablan de construir la democracia son los primeros en socavar sus cimientos».
Atentamente,
Dr. Hugo A. Isalgüez
