Cartas
Una prensa excluyente

<p><strong>Cartas</strong><br/>Una prensa excluyente</p>

Señor director:
Soy un fiel lector y televidente de todos los medios de la prensa dominicana y latina aquí en los Estados Unidos donde vivo hace 30 años, muy especialmente de su periódico Hoy.

Soy dominicano residente en los Estados Unidos por espacio de 30 años y siempre he tratado de informarme de las buenas noticias de mi patria, República Dominicana.

Le diré que hace años vengo mirando que las noticias referentes a la política dominicana solamente se buscan dentro de la esfera de los influyentes, reconocidos y tradicionales políticos, pero nunca se trata de oír las inquietudes, las ideas de los lideres políticos activistas naturales de cada barrio del país dominicano.

Considero que con esta antigua actitud la prensa dominicana de una manera u otra ha actuado de una forma parcializada y discriminatoria. La prensa dominicana debiera trasladarse verdaderamente a las bases de los humildes barrios y escuchar aquellos verdaderos dirigentes nacidos y que actualmente viven en el centro de sus comunidades, y publiquen con lujos de detalles en la televisión y en los periódicos todas esas importantísimas inquietudes.

He comprobado qué difícil se le hacen las cosas a nosotros los hijos de machepa para que la prensa tome seriamente en cuenta y le dé seguimientos a nuestras inquietudes, proyectos e ideas, y qué fácil es ver a diario estas personalidades y grandes influyentes políticos.

Atentamente
Víctor Martínez

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Faltó un párrafo
Querido Cuchito:

A mi artículo titulado “Alinearse con los no alineados”, publicado el día de hoy miércoles 8 de noviembre, le fue omitido su fundamental párrafo final que dice:

“La reedición en la actualidad de la confrontación bipolar. Más peligrosa aun que la anterior porque implicaría la inevitable confrontación de dos civilizaciones que los hechos están demostrando su absoluta e irreconciliable incompatibilidad con los principios sobre los cuales se ha sustentado la civilización occidental. La impiedosa hipervaloración del odio y la exaltación de la muerte como fin supremo del hombre, no puede conducir sino a la guerra de exterminio de los más débiles por los más fuertes y tecnológicamente más avanzados”.

A ti, Cuchito, como periodista y experimentado que eres, no se te puede escapar, que sin este párrafo, mi artículo queda reducido a un incoherente mamotreto propio de un principiante. Por mi parte, aspiro de tu bondadosa generosidad, a que publiques esta nota como una carta al director.

Con el invariable aprecio de siempre,

Atentamente,
Manuel E. Gómez Pieterz

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