Cartas
Una ruta milenaria

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Señor director:
Santiago era uno de los doce Apóstoles de Jesucristo que, según la tradición cristiana, predicó en Hispania antes de morir decapitado en Jerusalén en el año 44 D.C. La leyenda nos dice que su cuerpo fue trasladado en barca hasta el fin del mundo occidental donde sería enterrado.

Ocho siglos después, hacia el año 812, un eremita ve destellos de luces milagrosas y encuentra un cementerio y el sepulcro del Apóstol en lo que hoy es Compostela.

El rey asturiano Alfonso II el Casto se traslada desde Oviedo para visitar la tumba, iniciándose las peregrinaciones a Santiago de Compostela que marcarían decididamente el rumbo económico, religioso, político y social de los reinos hispánicos.

El pocas décadas, los peregrinos llenan los caminos y Compostela se convierte en un destino de peregrinación tan importante como Roma y Jerusalén. Su expansión fue apoyada por todas las autoridades como refuerzo frente a la iniciada reconquista contra el emirato musulmán y posterior Califato de Córdoba.

El rey pamplonés Sancho III el Mayor impulsa fuertemente el Camino a principios del segundo milenio al afianzar una ruta para que los peregrinos, desde Pamplona, se dirigieran hacia el sur por los actuales Logrono y Najera. Al otorgar fueros a los núcleos urbanos y burgos y el construir puentes y hospitales, los peregrinos se multiplican y llega el auge del Camino hasta el Siglo XIII.

Posteriormente, las pestes y la división religiosa, entre otras causas, hace decaer la peregrinación notablemente hasta finales del siglo XX. Es a partir de los años ochenta cuando resurge gracias a la labor de asociaciones jacobeas, autoridades y el propio Papa Juan Pablo II, recuperando el vigor del medioevo.

Estamos todavía en Navarra y en Puente de la Reina, llamada así por su muy famoso puente románico mandado a construir, posiblemente, por la reina Mayor, esposa de Sancho III de Navarra, lo estoy viendo aquí fotografiado en un folleto, y es una lástima que no disponga de la técnica suficiente para enviarles la foto. Este puente es una de las mejores huellas del románico.

Pues desde Puente la Reina, Dios mediante, caminaremos mañana hasta Estella, pasando por Cirauqui, Lorca y Villatuerta. Una cosa muy interesante es que El Camino de Santiago utiliza en algunos tramos entre Puente la Reina, desde donde saldremos, y Estella, una antigua calzada romana cuyos principales restos aun son visibles en Cirauqui.

Son 22 kilómetros de caminos no muy llanos. Mañana hablaremos. Yo estoy muy animoso. Pero sé muy bien que ya ustedes se estarán olvidando de aquello de que soy «un toro de hombre».

Atentamente,

Tiberio Castellanos

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