Cartas
Una sociedad muda

<STRONG>Cartas<BR></STRONG>Una sociedad muda

La sociedad dominicana está siendo arropada por un perturbador manto de indiferencia frente a una peligrosa serie de acontecimientos que se repiten día a día sin reproches, conduciendo a un futuro incierto, aterrador para las presentes y futuras generaciones.

¿Cómo podrán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos enfrentar los desafíos de la inversión de valores éticos a que nos conduce un mundo atrapado en la promoción pública de inconductas e inmoralidades?

La televisión se erige, de repente, en canal para la promoción del lesbianismo y la homosexualidad con películas y anuncios de Fono gay, donde además se presentan jóvenes y en algunos casos niños, consumiendo y enseñando a consumir drogas narcóticas. Y nadie dice nada!.

Un medio completamente alienante, que promueve la venta sin control de pastillas de difusión eréctil, donde se informa sin mayor pudor de «matrimonios» entre personas del mismo sexo, proliferación del Sida y al parecer todo se acepta. Y nadie dice nada!

Una sociedad sacudida por la violencia, el crimen, robos, secuestros, atracos, corrupción, tráfico de influencia, prevaricación, desprotección policial, falta de agua, energía eléctrica, transporte adecuado y código penal que ampara a los delincuentes. Y nadie dice nada!

Proliferación de armas de fuego, trasiegos de ilegales indocumentados, robo y destrucción de la propiedad pública, los hoyos en solares para parqueos subterráneos en nuestras principales avenidas, que se mantienen abiertos durante años ante la indiferencia de todos. Y nadie dice nada!

Los políticos que obtienen candidaturas a papeletazo, los «sindicalistas» que promueven huelgas persiguiendo beneficios personales, los combustibles con elevadas subidas de precios y ridículas bajas, el robo de vehículos, tapa-bocinas, espejos retrovisores, las amenazas telefónicas, el robo y exportación de metales, el problema haitiano, los viajes ilegales. Y nadie dice nada!

La falta de tranquilidad con la explosión de fuegos artificiales después de la medianoche en las inmediaciones de hospitales y clínicas, las agresiones al medio ambiente, la capa de ozono, el calentamiento global, las lluvias intensas, la presión tributaria y la condena a muerte a la clase media. Y nadie dice nada!

En definitiva, estamos sumergidos en una situación degenerativa, encerrados en un país en retroceso, sin dolientes, donde cada quien al parecer hace lo que quiere y a nadie le importa.

Una sociedad que perdió la voz, la conciencia y la esperanza. No tiene quien la defienda, ni siquiera las iglesias, de cualquier denominación. Pero nadie dice nada!

Atentamente,

Alejandro Cruz Abreu

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