El director ejecutivo de Casa Abierta, Radhamés de la Rosa, afirmó que la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA en inglés) es la principal responsable de que siga una guerra fracasada con las drogas, pese a ser un poder muy fuerte en el país, con decisión para determinar a quién coloca como titular de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).
Sin embargo, abogó por la despenalización de las drogas, mediante la creación de una política de Estado de supervisión y prevención.
De la Rosa coincidió, empero, con el encargado de la DEA para Latinoamérica y el Caribe, Matthew G. Donahue, en que los adictos en lugar de ser encarcelados, reciban tratamiento médico.
Evaluó las declaraciones de Donahue y las calificó de difusas, sobre todo, en la parte en que entiende que la preocupación del funcionario norteamericano “está marcada por el mismo concepto de guerra contra las drogas, que hace mucho que teníamos que haber superado”.
Luego de una reunión con el presidente Danilo Medina en el Palacio Nacional, el encargado de la DEA en la región hizo pública su preocupación por el incremento de la producción de cocaína y el trasiego de heroína y de metanfetaminas por parte de cárteles.
Habló de la ayuda que procura darle a países como Puerto Rico y Colombia, y del interés de trabajar con los estudiantes y los jóvenes en pandillas.
De la Rosa cuestiona que la preocupación de Estados Unidos siempre esté enmarcada en los controles que piden a estos países que tenga y que en la evaluación de cada año “nos dicen que colaboramos, pero seguimos siendo un punto importante de tráfico internacional”.
Recalcó el fracaso del esquema contra las drogas y aseguró que la DEA es la principal fuente de que esta tednencia continue, porque es el brazo represivo en materia de droga de Estados Unidos, “ en especial en nuestros países”.
Sostuvo que la agencia exige a los gobiernos colaboración estrecha, pero su política de represión está “fracasada”.
De la Rosa rntiende que lo que la debe empujar es la despenalización del consumo de drogas en todo el continente, lo que considera una medida justa para que los consumidores no delincuentes no sean llevados a prisión.