El director ejecutivo de Casa Abierta, Juan Radhamés de la Rosa, rechazó la aprobación del proyecto de ley que estudia la Cámara de Diputados que autoriza el derribo de aeronaves sospechosas de transportar drogas.
De la Rosa dijo que la pieza deja de lado la complejidad del fenómeno de las drogas y reitera la equivocada visión guerrerista que sólo ha dejado resultados negativos.
El dirigente de Casa Abierta, institución que trabaja en la prevención del consumo de drogas, aseguró que de aprobarse la ley el país se sitúa a la derecha del pensamiento más conservador que durante años dirigen las sociedades del mundo occidental en lo que llama guerra o lucha contra las drogas.
Recordó que en Perú se aprobó una ley similar a la discutida en este país y en 2001 la Fuerza Aérea derribó un pequeño avión con cinco personas a bordo, muriendo la misionera norteamericana Verónica-Roni-Bowers, de 35 años y Charity, su pequeña hija de siete meses. Los demás pasajeros se salvaron de forma casi inexplicable.
Dijo que la experiencia de leyes similares en otras naciones evidencia que no existen garantías de que se derribarían sólo aeronaves de narcotraficantes, lo que deja sin protección la vida de inocentes como ocurrió con la familia de la misionera.
Afirmó que el problema fundamental del narcotráfico está en tierra.
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Interrogantes
El directivo de Casa Abierta dijo que al margen del riesgo de errores, ¿quién garantiza la idoneidad del piloto que aprieta el gatillo, de quién le da la orden de disparar y ¿quién se hará cargo por un error de ese tipo?