Casa Blanca endurece el tono pese a reticencia a intervenir en Siria

<P>Casa Blanca endurece el tono pese a reticencia a intervenir en Siria</P>

WASHINGTON. AFP. El endurecimiento del tono de Estados Unidos tras un presunto ataque con armas químicas en Siria la semana pasada marca una evolución notable del presidente Barack Obama, quien jamás ha ocultado su reticencia a intervenir militarmente en Medio Oriente.  

Cuando el viernes ya habían dado la vuelta al mundo las imágenes de decenas de cadáveres de civiles, muertos según la oposición dos días antes en un ataque de las tropas sirias con armas químicas en las afueras de Damasco que dejó 1.300 fallecidos, el presidente estadounidense seguía manteniendo la prudencia y declaró a la CNN, que, en su opinión, las denuncias eran «un acontecimiento importante y muy preocupante».  

Sin embargo, también advirtió contra la posibilidad de tomar medidas que puedan «empujarnos a intervenciones muy complicadas y costosas».  

El gobierno estadounidense destacó además que en este caso no se habían suministrado pruebas para confirmar que se trató de un ataque químico, aunque Damasco ya traspasó en la primavera (boreal) «la línea roja» que había fijado Obama en agosto de 2012.  

Pero durante el fin de semana la Casa Blanca pareció cambiar radicalmente de actitud y de tono.  

El presidente convocó a su equipo de Seguridad Nacional, conversó por teléfono con su homólogo francés, François Hollande, y el primer ministro británico, David Cameron, al tiempo que el Pentágono informaba del despliegue de naves equipadas con misiles de crucero frente a Siria.  

Un alto funcionario del gobierno explicó el domingo que el gobierno seguía «evaluando los hechos para que el presidente pueda tomar una decisión con conocimiento de causa sobre el modo de responder al uso de armas químicas».  

Varios interlocutores de la Casa Blanca y observadores dieron a entender que es inminente el anuncio de una decisión, y su forma no deja dudas.  

«Pienso que una reacción es inminente. Ayer (domingo) de noche hablé con la Situation Room», la sala de gestión de crisis de la Casa Blanca, explicó el lunes por la mañana el senador republicano Bob Corker, miembro de la comisión de Relaciones Exteriores.  

A la sombra de Irak en 2003. «Pienso que evidentemente estamos intentando unir nuestros aliados de la OTAN, nuestros medios militares están preparados», agregó el legislador a la cadena MSNBC, apuntando que está persuadido de que «asistiremos a un golpe quirúrgico y proporcionado contra el régimen de (Bashar al) Asad en reacción a lo que han hecho (sus tropas), y yo lo apoyo».  

«El sentido común parece decir que habrá bombardeos limitados para mandar un mensaje», enfatizó por su parte Salman Shaikh, del centro del Instituto Brookings en Catar, al estimar que «esto se hará con el apoyo de países de la región y en la escena internacional, aún por fuera de la ONU» debido al rechazo de Rusia, aliado de Siria.  

En sus cuatro años y medio de presidencia, Obama ha demostrado su máxima reticencia a intervenir militarmente en el mundo árabe-musulmán, después de haber basado una parte de su candidatura a las elecciones de 2008 en el rechazo de la invasión estadounidense «impulsiva» y «estúpida» de Irak en 2005.  

Pero en marzo de 2011 implicó al ejército estadounidense en la operación que derrocó a Muamar Gadafi en Libia, mientras que la «guerra secreta» de los drones en Pakistán y Yemen ha tomado una perspectiva más amplia bajo su mandato.  

«Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamamiento al cinismo, es un reconocimiento a la historia, de las imperfecciones del hombre y de los límites de la razón», afirmó Obama cuando recogió en 2009 el Premio Nobel de la Paz.  

Pero las nuevas operaciones militares ordenadas por Obama tuvieron un punto en común: ningún estadounidense puso un pie en la zona de conflicto y el riesgo a exponerse a una escalada de la violencia fue limitado.  

La situación en Siria está lejos de ser tan clara, en opinión de Anthony Cordesman, del grupo de reflexión CSIS. «Será imposible que Estados Unidos recurra a la fuerza para destruir al régimen de Asad si no está seguro de que Siria no caerá en manos de extremistas islamistas sunitas o se fragmentará en bloques alauí, sunita y kurdo, que serán todavía más violentos y duraderos que las divisiones étnicas en Irak», advierte el experto.

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