“Casa Diversa”, el reducto contra el SIDA de la comunidad LGTB en Guatemala

“Casa Diversa”, el reducto contra el SIDA de la comunidad LGTB en Guatemala

Guatemala. Existe un lugar en Guatemala en el que se curan las enfermedades antes de que existan, pues el SIDA, antes de infectar los cuerpos, mata por los silencios que lo envuelven. Una derrota, la de las palabras, que condena a la comunidad homosexual en el país- un 11 por ciento tiene el virus.

En “Casa Diversa”, un pequeño local escondido tras un portalón blanco que se abre solo tras un aldabonazo metálico, llevan varios años luchando contra el silencio.   Cuatro jóvenes que apenas sobrepasan la mayoría de edad se acercan al centro. Alejandro, Edison, Emmanuel y Tomás ríen con timidez cuando el educador de la organización “SOMOS” les pregunta si usan preservativos en sus relaciones- son un grupo de riesgo y solo unas prácticas sexuales correctas les protegen de contraer el SIDA.

“El número de casos nuevos en jóvenes tiene una tendencia al aumento por la falta de un programa de educación en sexualidad estatal”, apunta en declaraciones a Efe el director de ONU-SIDA en el país, Ricardo García.

Escondido tras el manto dorado de las luces de Navidad que convierte la “Casa Diversa” en el salón de una casa cualquiera, Emmamuel se atreve a quebrar la mordaza que atrapa a muchos jóvenes homosexuales- no siempre usa preservativo, “depende de la confianza».   “Las circunstancias tienen mucho que ver. El alcohol, las drogas”, añade Edision, quien ahoga sus palabras en el aliento de su compañero Alejandro.

Aunque la diversidad sexual está legalmente aceptada en Guatemala, el colectivo LGTB, en palabras del activista José Monterroso, está “moralmente penado»- existe una discriminación en el acceso a los servicios públicos, al mercado laboral y un estigma social alimentado por una sociedad machista y dominada por el discurso religioso.   “Las penas morales”, como cuando se impide el acceso al transporte público a una pareja gay que camina agarrada de la mano, “afecta más que si fuera una pena de cárcel”, asegura Monterroso.

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