Una preciosa residencia señorial en la calle Domínguez Charro número 6, en San Pedro de Macorís, llama mi atención durante el recorrido que hace un tiempo realizo por esta ciudad. Se trata de una edificación construida a principios del siglo XX, en cuya fachada resalta su peculiar atracción decorativa.
Esta casa de dos niveles, tiene en el primer piso cuatro puertas arqueadas, pero de forma distinta, debido a que solo en cada lado presenta una pequeña curva dividida al medio por una más amplia, donde una de sus curiosidades arquitectónicas consiste en que no tienen marcos ni tragaluz. La puerta de la derecha posee, en la parte superior de la pared, un grueso alto relieve por una moldura que en cada lateral forman tres hojas de acanto unidas, y otras que también en la parte superior forman un grupo de líneas laterales, unas encima de otras, mientras las del centro abarcan unas que terminan curvas. Todas encierran, abajo, otras que entrelazadas y curvadas al medio están separadas por un bloque redondo.
El segundo nivel posee otras preciosas ornamentaciones que no tienen comparación. Allí, contemplamos una galería sin techo con un balcón corrido cuyos balaústres están formados por gruesas molduras curvas en todos lados y una circular encerrando otras distintas líneas. Ésta, debajo, las ocupan ménsulas, o sea, soportes de cuerpos estriados; también poseen cuatro puertas arqueadas igual, con la diferencia de que en cada lado la madera posee un tragaluz formando la esquina de un cuadrilobulado. Y arriba tienen en grueso alto relieve una moldura formando la mitad de un círculo que inicia con una hoja de acanto.