Jimaní, Independencia. Los haitianos Selenus Pelege y Paulemon Lifate no habían podido ir a su país a conocer la suerte que corrieron sus padres y hermanos, pues no han tenido receso atendiendo a los heridos que llegan a la clínica Buen Samaritano, en esta comunidad, donde laboran.
Su angustia era grande y se percibía. Pues, aunque tenían a sus hijos y mujeres con ellos en Jimaní, sabían que en Carrefour, la comunidad donde estaban sus familiares, había sido duramente golpeada por el terremoto del martes.
No obstante, se empeñaban en ayudar a los más de 80 compatriotas que estaban en el centro con diversos traumas, quienes eran asistidos por médicos de distintas nacionalidades y religiones.
Coincidencias La clínica Buen Samaritano está ligada a la tragedia. Su construcción fue iniciada a raíz de la riada de Jimaní en mayo de 2004, cuando mató a cientos de dominicanos y haitianos.
El doctor Mark Arthur Pinard, de origen haitiano y nacionalizado estadounidense, tuvo la idea de levantar el centro, porque cuando aquella tragedia, al igual que ahora, el hospital público no daba abasto para atender a los cientos de heridos.
El centro es de dos niveles y tiene consultorios para especialidades, quirófano y farmacia con medicamentos, aunque falta inmobiliario.
Pero sus condiciones son mejores que las del hospital público.
Además, al lado del centrol, Pinard levanta un plantel educativo que está en fase de terminación.
El mimo es usado ahora también como sala de recuperación. Ayer, médicos extranjeros habían reforzado al personal que llevaba más tres días prestando servicios sin descansar.
Pinard, aunque apenado por las víctimas de su pueblo, se siente regocijado de que, al menos, puede dar asistencia, lo que no pudo cuando la ríada de 2004.
Sólo Dios sabe; esa es la naturaleza. Estamos aquí para ayudar. Hoy estoy aquí con mis hermanos haitianos, pero también voy a África pronto. El mundo es uno, expresó Pinard.
Agradecen Haitianos víctimas de la tragedia agradecieron la ayuda del gobierno dominicano que ha venido a aliviar su situación.
En el hospital General Melenciano de Jimaní y en los demás centros, los enfermos recibían, de acuerdo con sus diagnósticos, las atenciones debidas de manera igualitaria y se les proporcionaba agua y comida.
Me siento en conformidad y estoy contento con la ayuda y también me siento seguro, expresó Penn Marc Arthur Gracia, un empleado público del gobierno haitiano que cuidaba a su suegrta en el centro.
Miles atendidos
Hasta la tarde de ayer ascendía a casi 3,000 la cantidad de heridos haitianos atendidos en el hospital de Jimaní, de acuerdo a Séntola Martínez, coordinador de Salud Pública.
Informó que, de esa cantidad de pacientes, un porcentaje grande había sido transferido a centros de Azua, Barahona y Santo Domingo. Mientras que los curados eran enviados a recuperación a la clínica Buen Samaritano, a iglesias y a clubes.
Martínez dijo que ayer había disminuido el flujo de pacientes debido a que habían muerto las personas que aún se encontraban atrapadas bajo los escombros.
Apoyo
Ayer continuaba la ayuda masiva de parte de empresas privadas, iglesias, clubes y del Gobierno. Desde las 6:00 de la mañana partió una gran caravana de vehículos cargados con comida, medicina y agua. Estas cargas habían sido almacenadas la noche anterior en la Fortaleza del Ejército.
También era notoria la presencia de funcionarios públicos. Allí estuvo la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández, quien dijo que se encontraba en labores de supervisión y de apoyo logístico. Otros de los presentes fueron el secretario de Salud Pública, Bautista Rojas; el secretario de Trabajo, Max Puig; el de Juventud, Franklin Rodríguez, y el presidente del Colegio Médico, Senén Caba.