Caso Parmalat

Caso Parmalat

Hagamos caso omiso del monto robado a la empresa Parmalat. En definitiva, la suma sustraída carece de importancia si prestamos atención a los integrantes del grupo que asaltó la empresa. Para las instituciones castrenses el asalto es bochornoso. Para la sociedad debe ser preocupante. No tanto porque un Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) fuere señalado entre los ladrones. Por supuesto que esto es grave. Sin embargo, lo verdaderamente consternador es que lo acontecido es sintomático de la descomposición en que viene cayendo la sociedad dominicana.

No ha transcurrido mucho tiempo desde que prestábamos atención a la otrora intachable, disciplinada y orgullosa Marina de Guerra. En días recientes la Policía Nacional destapó su propia olla de grillos con los casos de Bonao y Puerto Plata. Este mismo cuerpo del orden, además, viene planteándose su profilaxis bajo la actual jefatura. Y ahora, la FAD. ¡Qué lástima!

Conforme se informó en las horas siguientes al robo, quienes perpetraron este acto se escudaron en ropaje de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). También utilizaron equipos de comunicación con bandas radioeléctricas utilizadas por la Policía Nacional. ¿Cómo pudieron tener acceso a todo ello? De esta sencilla interrogante deben derivar las investigaciones a emprender en las horas siguientes.

La DNCD y la FAD están compelidas a brindar ayuda a los investigadores policiales.

El uso de los chalecos antibalas y otras vestimentas de la DNCD exhibidas al penetrar a la empresa, compromete el buen nombre de esta entidad. Posteriores operativos de la DNCD podrían ser cuestionados en virtud de lo ocurrido.

La fuerza aérea, por ello también, debe colocar todo su equipo de los servicios de inteligencia a la orden de la policía. Si bien inició sus actuaciones desde el instante mismo en que se supo la intervención de uno sus oficiales, no debe perderse de vista que este es un caso criminal acontecido fuera de un recinto militar. Para el buen nombre del cuerpo castrense, conviene que las averiguaciones sean conducidas por los cuerpos policiales. Aunque, como pedimos, la FAD y la DNCD cooperen en tales indagaciones.

Parmalat es hoy día una marca dominicana. Desde la fundación de la compañía propulsada por don Johnny Biaggi tuvo el sentido de una franquicia en la que los propietarios de la marca tenían algunas acciones. Mas no olvidemos que, aún bajo este tipo de organización accionaria, tiene sus vinculaciones con la empresa de producción de lácteos de Italia. Lo ocurrido, por consiguiente, no debe ser un caso más, ni para la policía ni para los demás organismos mencionados.

Por supuesto, no decimos que este robo ocasione conflictos diplomáticos. ¡Ni soñarlo!

La falta de esclarecimiento, sin embargo, puede tener efectos en el volátil mercado financiero que marcha a la pesca de protección no sólo financiera sino física de sus recursos.

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