Caso planta secreta debilita  a iraníes, según los analistas

Caso planta secreta debilita  a iraníes, según los analistas

Viena. EFE.  La revelación, ayer, de que Irán ha construido a espaldas de la ONU una segunda planta de enriquecimiento de uranio debilita la posición de Teherán en la disputa sobre su controvertido programa nuclear y hace más probable un endurecimiento de las sanciones en su contra. El hecho que los iraníes hayan trabajado durante años en una instalación atómica clandestina socava una vez más su credibilidad y podría convencer finalmente a las potencias más escépticas, como China o Rusia, de que realmente Teherán alberga intenciones ocultas en lo tocante a su programa nuclear. Desde el inicio de las investigaciones del Organismo  de Energía Atómica (OIEA), hace casi siete años, Irán no se ha cansado de insistir en que sus actividades nucleares son pacíficas y que ha declarado a los inspectores todo lo que precisaban. A pesar de estas promesas y afirmaciones, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) siguen desconfiando debido al largo historial de 18 años de mentiras y ocultamientos atómicos de parte iraní, que supuestamente había terminado en el 2003 con el inicio de la inspección exhaustiva del OIEA. Superar esta falta de confianza ha sido siempre la prioridad del saliente director general del OIEA, Mohamed El Baradei, con su fórmula de “congelar por congelar”, es decir, que Irán suspenda sus trabajos atómicos.

La reunión

Precisamente la semana próxima los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido), Alemania y la UE tienen previsto reunirse en Ginebra con el negociador nuclear iraní, Saeed Jalili. Habrá que ver cómo el negociador iraní explicará la existencia de una nueva instalación nuclear, situada en una base militar y con una capacidad limitada, lo que “no es consecuente con un programa nuclear pacífico”, como dijo hoy el presidente de EEUU, Barack Obama. Para evitar una respuesta contundente de la comunidad internacional, basada en sanciones más severas, el régimen iraní deberá hacer más concesiones que el simple hecho de sentarse a la mesa de negociaciones.

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