La yipeta se detuvo al final de un camino de tierra y dentro de ella había todo tipo de armas para defender un banco: dos escopetas recortadas y tres pistolas, suficientes armas para todos en el vehículo, incluyendo el agente que hace tiempo se había acostumbrado a la cultura de armas de fuego en la República Dominicana.

El visitaba uno de sus peloteros y noches como estas no eran nada nuevo. Juntar a su séquito, acargar las armas e irse a un bar o club.

Desde guardias con metralletas en un punto en la calle hasta empleados en bares que daban tickets para guardar las armas, las pistolas están en todas partes en la República Dominicana y son, quizás, lo más prevalente entre aquellos que piensan que necesitan protección: jugadores que salen de la pobreza a ser millonarios en dólares.

“Diría que un 90 por ciento de los jugadores o llevan una pistola o andan con alguien que la lleva”, dijo el agente, que pidió mantenerse anónimo para no alejar sus clientes.

Mientras algunos expertos piensan que el número es una exageración, los que han pasado algún tiempo alrededor de jugadores en la República Dominicana acuerdan que una gran mayoría andan armados.

Y nadie expresó sorpresa al ritmo de violencia con armas de fuego que ha envuelto a los jugadores de béisbol en los últimos años.

El lanzador de los Orioles, Alfredo Simón está preso hoy, como el principal sospechoso de matar un individuo en Año Nuevo.

Quince meses antes, el prospecto Angel Villaona fue arrestado por la muerte de Mario Félix de Jesús Valete en un pleito en un bar.

Y el ex lanzador de los Mets, Ambiorix Burgos fue acusado de arrollar dos mujeres y secuestrar y envenenar a su ex esposa, además de dos veces intentar matar a disparos al infielder Félix Martínez durante un partido de dominó.

“La realidad es que estamos preocupados por la violencia que hemos visto en los últimos tiempos”, dijo Rob Manfred, vicepresidente ejecutivo de recursos humanos de las Grandes Ligas.

El ritmo de homicidios en la República Dominicana es uno de los más altos del mundo. Los censos del 2005 estiman que en el país caribeño hay entre 17.59 y 23.56 homicidios por cada 100 mil personas, una cifra que pone al país entre los 10 peores promedios de todo el mundo.

El caso de

Luis Martínez

En el invierno del 2003-04, el entonces lanzador de los Tigres del Licey, Luis Martínez mató a disparos a un empleado gubernamental en un incidente confuso que nunca fue aclarado y por el que el entonces prospecto de los Cerveceros de Milwaukee en el béisbol de las Grandes Ligas, perdió lo que prometía ser una carrera de éxitos en la Gran Carpa debido al incidente.