En la residencia y oficina profesional del extinto jurista y destacado hombre público, Dr. Julio CésarCastaños Espaillat, relativamente ido a destiempo, se respiraba un ambiente de paz, armonía y hospitalidad.

Quien suscribe tuvo el privilegio de contar con su honrosa amistad y colaborar con su proyecto político como precandidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano en la década del 80, compartiendo su conciliadora filosofía de vida y ejemplar comportamiento social.

Hombre de afable y excelente trato, arraigada fe cristiana, virtudes cívicas fuera de serie, Castaños Espaillat, por su sosiego, mansedumbre y espíritu solidario, se convirtió muchas veces en refugio de hogares divididos, de matrimonios y familias en conflictos.

Al margen de sus condiciones morales e intelectuales, de tener el récord de haber sido tres veces rector de la Universidad Primada de América, ocupando diferentes posiciones en el Estado dominicano como las de secretario de Educación, procurador general de la República, secretario de Trabajo y de fundar una de las oficinas de abogados más prestigiosas del país, queremos resaltar el aspecto humano de este prominente ciudadano.

Destacar las veces que lo vimos intervenir para subsanar diferencias, disputas, controversias, litigios y salvar matrimonios.

Hoy cuando la familia como institución está en crisis reivindicamos el ejemplo del Dr. Julio César Castaños Espaillat y de su viuda doña Nervina, cuyos hijos han descollado de manera espectacular, especialmente Julio César, actual presidente de la JCE, Servio Tulio, vicepresidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia, Julio Amado, rector de UNIBE y presidente de la Plaza de la Salud.

¡Qué legado tan impresionante y fructífero el de esta ilustre prole o descendencia!