Castaños Guzmán quiere contribuir a la transformación de la JCE

Castaños Guzmán quiere contribuir a la transformación de la JCE

POR LEONORA RAMÍREZ S.  
Ética para un político en el siglo XXI” es el libro que prepara Julio César Castaños Guzmán, aspirante a juez de la Junta Central Electoral (JCE), y quien de alcanzar esa posición propiciaría en esa institución los cinco ejes de esa publicación en proceso, que son la verdad, la justicia, el honor, la transparencia, y la templanza.

Parecería un manual demasiado teórico, pero este abogado que ha ejercido diversas funciones públicas, y que de hecho fue miembro de la JCE en el período 1998-2002, entiende que mediante la aplicación de esos valores el ejercicio público se dignifica.

“La verdad nos hace libres y nos quita el miedo, la justicia permite que le demos a cada quien lo suyo, el honor significa el cumplimiento del deber, la transparencia es la sinceridad manifiesta en la acción visible, y en ese sentido, muchos de nuestros políticos fracasan porque les falta diafanidad.

“En cuanto a la necesidad de la templanza, basta ejemplarizarla con el accionar de nuestros hombres públicos que, cuando consiguen un cargo, rompen con sus vínculos tradicionales y se van tras un espejismo falso dejando de lado la sobriedad”.

Castaños Guzmán  no quiere dar la impresión de que vive en  una burbuja, o que desconoce las contradicciones humanas, por eso advierte que esa normativa ética serviría precisamente para enfrentar las debilidades y las tentaciones.

Haciendo un ejercicio futurista Castaños Guzmán plantea que, de llegar al tribunal electoral, iniciaría de  inmediato la selección del personal que integraría los 12,500 colegios electorales para los comicios del 2008, tratando de que procedan de las universidades.

Asimismo, instruiría a las Juntas Electorales Municipales en materia contenciosa, ya que muchas veces sus encargados no conocen los procedimientos en esa materia, y que van desde los reparos del cómputo hasta los recursos de revisión y de nulidad.

Su propuesta incluye la reingeniería del departamento de educación electoral de la JCE, para darle una categoría de permanencia que permita la educación en valores y deberes ciudadanos.

Pero fundamentalmente fortalecería la descentralización del registro civil. “Yo trabajaría para lograr que esté pareado el registro civil, la cédula y el padrón electoral, porque la identidad unívoca es la que evita el fraude durante los comicios.

“Una JCE que arranque teniendo en cuenta esto, y sobre todo que tenga un consenso ético entre los miembros de este tribunal, procurando que se derrame como una cascada, se tiene que convertir necesariamente en una entidad confiable”. 

SI LLEGA QUE SEA POR CONSENSO

El Senado de la República es la instancia responsable de escoger a los jueces del tribunal comicial, y en ese sentido, una comisión integrada por representantes de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC), ya tiene las listas con los distintos candidatos.

Sobre ese aspecto Castaños Guzmán expresó que aceptaría dirigir la JCE si cuenta con el apoyo de las principales fuerzas políticas del país.

 “Porque no puedo dirigir esa entidad apoyado por una sola de las partes, porque esta es una democracia plural, y como tal, si una persona va a ser árbitro de procesos institucionales tiene que ser fruto del consenso, porque de lo contrario sería una misión interesada”.

Si no tuviese el respaldo de los referidos partidos siente que estaría bajo una sospecha mediática, la de la parcialidad, “y este país ha padecido en los últimos años de eso”.

Uno de los grandes éxitos de la JCE dirigida por César Estrella Sadhalá se debe a que entre los acuerdos del Pacto por la Democracia (que se produjo por la crisis electoral de 1994) fue la escogencia de un tribunal electoral por consenso, expresó.  

NO IMPORTAN LAS INCLINACIONES POLÍTICAS

Una de las discusiones que siempre genera el proceso de selección de los jueces electorales es la vinculación política, y sobre ese aspecto algunos sectores de la sociedad civil plantean que la transparencia de la JCE depende de la independencia de sus miembros.

En ese contexto Castaños Guzmán explicó que el influjo del artículo 22 de la Ley 275-97 tiene dos criterios para la designación de los magistrados que establecen que, en la medida de lo posible, han de ser personas apartidistas, y si no fuere posible necesariamente habrá un equilibrio entre las fuerzas políticas.

“Particularmente yo entiendo que las simpatías políticas no descalifican a una persona para formar parte de la JCE, es más, se ve raro que alguien no tenga preferencias porque el ser humano debe tener opciones de  vida”.

El jurista entiende que podría ocurrir que se seleccione una junta mixta, con miembros de partidos políticos y de la sociedad civil.

“Nos salvaría frente a una situación como esa el consenso ético, porque hay la suficiente conciencia en el país de que se deben trascender los puntos de sufrimiento, pero eso está en manos del Senado y del  partido que tiene mayoría, que es el PLD.

“Hay que garantizar que el órgano electoral no tenga un perfil de personas totalmente parciales, que se comporten más como dirigentes políticos que como miembros de un tribunal de elecciones, y eso es posible porque los partidos políticos tienen personas honorables, capaces de no transigir con una mentira”.

Castaños Guzmán, quien expresa sus puntos de vista mediante las reflexiones, insiste en que el ser humano está hecho de preferencias y deseos, pero por encima de eso está el principio de legalidad, la capacidad, y la solvencia moral al momento que se asumen posiciones relevantes. 

SIMPATIAS QUE EVOLUCIONAN

Respecto a sus inclinaciones partidarias manifestó que nunca se ha inscrito en entidades políticas, pero ha tenido sus inclinaciones porque en su juventud simpatizó por Juan Bosch, el ex presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en 1978 votó por Antonio Guzmán, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y en 1994 el ex presidente Joaquín Balaguer lo designó como subconsultor jurídico del Poder Ejecutivo, y luego como secretario de Estado y Procurador Fiscal.

Posteriormente presidió la subcomisión de Estado de derecho del Diálogo Nacional (en 1998), y fue miembro de la JCE por sugerencia del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).

“Pero como yo no tenía ningún tipo de vinculación política, al concluir mi período en la JCE retomé el que había sido mi sueño desde 1995, que es la Fundación Derecho y Democracia”.

Sin embargo, expresó que sus simpatías han evolucionado y no descarta que en algún momento se enrole en un partido, “porque estos son sumamente importantes para el desarrollo democrático”. 

¿YA TIENE SUS AMARRES?

Las hormigas ayudan mucho para entender el tejido social, dice Castaños Guzmán antes de descifrar su fábula sobre los vínculos que se necesitarían para materializar determinadas aspiraciones.

“Las hormigas se pasan por el lado y se tocan las antenas, nosotros estamos abiertos a tocar todas las antenas de quienes lo soliciten, pero yo no le puedo pedir a ninguno de esos partidos que haga un compromiso conmigo, porque estos deben estar libres para hacer lo que más le convenga al país. Además, nunca le he pedido cargos a nadie, los que he tenido han llegado porque los demás consideraron que era la persona adecuada en determinado momento.

“Tampoco he hecho un trabajo político partidario para que me designen en esa posición, simplemente he trabajado en favor de la sociedad dominicana en materia electoral, y me considero con la capacidad y la vocación de servicio para asumir esa responsabilidad”.

Sobre ese aspecto manifestó que la vida es una sucesión de esfuerzos, y este país está lleno de hombres que cumplen requisitos constitucionales para ocupar un puesto en la JCE.

“Son nueve posibilidades, no es un solo ítems el que estamos considerando, pero una vez reciban todas las propuestas viene el punto de discernir por los que estén más calificados y ese es el derecho soberano del Senado.

“Me resentiría yo si no me eligen, no, porque tengo mi vida, mi trabajo de abogado, la fundación, la iglesia a la que le sirvo, yo simple y modestamente pongo el hombro para cargar esa cruz cuatro años”. 

LAS ACTIVIDADES PERSONALES

Mediante la Fundación Derecho y Democracia también ha tenido participación en asuntos públicos del país, y sobre ese aspecto citó un escrito de intervención sobre la Ley de Lemas, que fue rechazada por la sociedad civil en un movimiento encabezado por él.

Igualmente, sometió un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Primarias, en año 2004, la cual fue declarada nula por la Suprema Corte de Justicia.

“También elaboramos un proyecto de ley para la protección de los símbolos de los partidos políticos, tenemos además una propuesta para la supervisión de los fondos que reciben los partidos, y un escrito de intervención en contra de que el Concordato sea declarado inconstitucional”.

Esos trabajos, dice, les han permitido mantenerse en la vida pública sin tener por el momento militancia política.

Castaños Guzmán, quien es asesor legal de la Conferencia del Episcopado Dominicano, forma parte de la Comisión de Reforma Constitucional que creó el presidente Leonel Fernández para que analice y discuta las opciones de modificación constitucional.

Asimismo, es profesor universitario y entre las materias que imparte se citan derecho administrativo, introducción a la magistratura y derecho penal, y además preside el bufete de abogados Castaños Guzmán. 

ENTRE EL TALENTO Y LA SUERTE

La familia, el honor y los libros son piezas claves en la vida de Castaños Guzmán, quien prefiere no encasillar su pensamiento porque algunas veces asume actitudes revolucionarias y otras un tanto conservadoras.

En ambos casos las experiencias de su vida, sobre todo el sufrimiento de sus padres durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, sellan sus concepciones.

En la política y en la vida pública se impone el talento y la suerte, y en su caso ha tenido las dos, resalta el jurista al destacar que ha tenido la vida pública y profesional que ha querido tener, producto de sus esfuerzos.

“Me he pasado la vida estudiando, de hecho, acabo de hacer un doctorado en derechos fundamentales de las democracias contemporáneas, en la Universidad Complutense de Madrid, porque creo que el gran patrimonio que puede tener una persona es el conocimiento combinado con el servicio a los demás”.

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