Castigar: no votar ahora!

Castigar: no votar ahora!

DIÓMEDES MERCEDES
No votar ahora, es un imperativo categórico del país. Es decir, existe la necesidad absoluta e incondicional de que la nación dominicana obtenga una victoria moral purificadora y reedificante el día 16 del mes de mayo, la que luego por vía pacífica, en los comicios del 2008 induzca a un cambio sustancial en la naturaleza, en los objetivos y en el ejercicio de la política en la República Dominicana.

Compartiendo la repugnancia social a la putrefacción acumulada por largo tiempo en la burocracia del Estado, como en la hipocresía de los gobernantes y en lo indecoroso de las prácticas de los tres principales partidos y sus satélites, un puñado de mujeres y hombres sin prevalencia ni relevancia social, los Activistas Progresistas Independientes (API), propugnamos por un paro electoral el día martes 16 del mes de mayo.

Esta propuesta catártica dirigida a la sociedad, llamando a No Votar Ahora, diferenciándonos e independizándonos de quienes debemos castigar, es imperativa porque más allá de esta oportunidad se hará muy difícil y costará más desmantelar la plataforma que legítima y da visos de representatividad a figuras y organizaciones producto del andamiaje de millares de complicidades (económicas, financieras, políticas, represivas, judiciales, mafiosas y globalizadoras), responsables de la desmoralización del pueblo, del descuartizamiento institucional, patrimonial y territorial del país, de la extranjerización de sus principales activos, de la desprotección de nuestras industrias y de nuestros trabajadores, del saqueo a nuestros contribuyentes y consumidores etc., causas entre otras del empobrecimiento, de nuestra violencia y de nuestra inseguridad social e individual.

El martes 16 del mes de mayo podemos inducir un giro político con un máximo de abstención del que resultarán varias consecuencias políticas inmediatas positivas e invaluables, la primera de ellas, el rescate de la credibilidad de la ciudadanía en su poder para organizar nuestra democracia rechazando su falsificación actual y a sus falsificadores.

El martes 16 de mayo con un mínimo de esfuerzo y de rebelión cívica pacífica, con solo no acudir a las urnas, dejamos de ser cómplices de quienes debemos desguarecer y encarar, para castigarles como delincuentes, estafadores consuetudinarios de la fe pública y por constituir una red de asociaciones de malhechores organizados para defraudar, robar y traicionar a la nación. ¿Para que legitimar u otorgarle representatividad a gentes de tal calaña?

Estamos dentro del momento en el que debemos sopesar nuestra actitud y responsabilidad. Momento de entender, promover y asumir esta acción que revelaría la geografía de la reserva moral de la que puede valerse la historia para desplazar del poder a estas escorias éticas en las elecciones general del 2008, lo que no sería posible si estas se reafirmaran como antes ha sucedido por nuestros hábitos electorales programados para convalidarles.

Los proponentes de esta solución, los Activistas Progresistas Independientes (API) propiamente no somos una organización, no poseemos una estructura orgánica tampoco el liderazgo nacional, ni los recursos para formarlos. Somos una idea que expresa la voluntad renovadora de un pueblo nuevo y joven, que en múltiples espacios se desarrolla como oposición reaccionando a un Estado servil y a organizaciones políticas que durante cuarenta años han estafado el ánimo de nuestra nación, enajenando gratuitamente su seguridad y existencia, expropiándonos, aterrorizándonos, haciéndonos súbditos de la dependencia extranjera bajo cuyo amparo han gobernado corrupta, represiva y frívolamente.

Somos parte del disperso componente opositor con tradición progresista y democrática en el país. Representantes de una mayoría silente, somos germen tal vez de una izquierda nueva integracionista, que entiende que la democracia en el subdesarrollo tiene una gran tarea que cumplir: Desarrollar a plenitud y aunque un poco tardía una revolución capitalista, humanista e integral, que satisfaga las necesidades de nuestras fuerzas productivas, aprovechando para esos propósitos las oportunidades del mercado internacional; aumentando el consumo y la calidad de vida local; salto obstaculizado por los intereses que nos colonizan junto a los de sus aliado que nos gobiernan.

Ante tal realidad, el Proyecto Nacional olvidado y substituido por el colonial, debe nacer con la conquista y el ejercicio particular del poder de la soberanía de nuestro voto aplicado a las decisiones como la que concierne al 16 de mayo. La clase política nos ha encerrado en sus sucios y estrechos chiqueros, corrales dentro de los cuales somos tratados y desconsiderados cual borregos y bueyes. Esa aristocracia envejecida hay que sacudirla; su esclerosis ante los cambios no puede pretender impedir que nuestra nación rompa su cascarón, dinamizando la movilidad social y la naturaleza de la democracia que exigimos sobre bases éticas, humanistas integrales y de justicia.

El próximo 16 de mayo será una cita crítica con nuestra historia. Aunque se quiera ocultar la trascendencia de nuestro llamado a no votar ahora, este tiene vigencia en la conciencia social… Como los (API) tanto deber y derecho a organizar y a dirigir esta corriente la posee cada dominicano o dominicana, tarea que estimulamos para que paralelamente se haga.

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