Castigo ejemplar para el sicariato

Castigo ejemplar para el sicariato

Es absurdo que el cerebro que concibe el asesinato de una persona y que induce a otro a ejecutarlo, por paga o por cualquier otro medio, merezca ante la Justicia una calificación de simple complicidad. La autoría de este tipo particular de  hecho comienza con la idea criminosa concebida por la mente de la persona que desea el exterminio de alguien y continúa con  la ejecución material, con las vías de hecho.

Nuestra reflexión es para respaldar las propuestas de endurecer el castigo contra el sicariato, formuladas por especialistas del Derecho y que contarían con el respaldo del Presidente Leonel Fernández. El país ha visto con pesar el auge de una maquinaria de exterminio por paga que ha cometido audaces atentados, y es necesario frenar este ímpetu criminal con disposiciones que se correspondan con la gravedad de estas acciones.

Cuando el negocio de las drogas comenzó a crecer en el país, la autoridad decidió enfrentarlo con una ley especial sobre la materia. En la medida en que el problema se fue agravando, se fue modificando el andamiaje legal sobre la materia. El sicariato, a veces muy ligado al narcotráfico, requiere también un tratamiento especial, que ponga en el mismo contexto la autoría intelectual y la ejecución material, que valide el cúmulo de penas y que incremente de ser necesario la pena máxima aplicable.

El salario tiene que mejorar

La bajísima capacidad de compra del salario mínimo de nuestros trabajadores es uno de los componentes de pobreza más perniciosos. El Informe Mundial de Salarios 2010/2011, divulgado recientemente por la OIT, lo sitúa entre los más bajos de América Latina y el Caribe, comparable con los de Haití, Bolivia, Guayana, México y Nicaragua. En esto hay, sin duda, un grave anacronismo si se consideran nuestros índices de PIB y de crecimiento económico.

Es contradictorio que el mismo  sector patronal que reclama mejorar los niveles de competitividad del país sea el que, paralelamente, opone resistencia a cualquier propuesta de  mejora salarial, atribuyéndole  falsas influencias en los costos de producción y por tanto en los niveles de inflación. Y es contradictorio que un país con una política fiscal que penaliza el consumo, pierda de vista el efecto positivo del salario competitivo sobre las recaudaciones. Hay que corregir  ese anacronismo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas