LA HABANA. AFP. Fidel Castro culpó ayer a la «mafia» y el arbitraje de la caída de Cuba en el madallero de los Juegos Olímpicos de Pekín, pero reconoció que el deporte cubano se ha «dormido en los laureles», por lo que se hace necesario una revisión.  «No estoy obligado a guardar silencio con la mafia. Esta se las ha arreglado para burlar las reglas del Comité Olímpico», afirmó Castro, de 82 años, alejado del poder desde 2006 por enfermedad, en un artículo de prensa.

   Al analizar el desempeño en Pekín, defendió al taekwondista Ángel Valodia Matos, suspendido de por vida por agredir a dos árbitros debido a la inconformidad en una decisión que lo afectó.

   «Asombrado por una decisión que le pareció totalmente injusta, protestó y lanzó una patada contra el árbitro. A su propio entrenador lo habían tratado de comprar, estaba predispuesto e indignado. No pudo contenerse», justificó Castro.

   La jefatura Deportiva cubana reconoció la injusticia sobre Matos, pero desaprobó la «indisciplina». Castro pidió en su artículo para el taekwondista y su entrenador «total solidaridad».

   En boxeo, donde Cuba era el rey y en Pekín se quedó sin medalla de oro, Castro dijo haber visto cuando los jueces «les robaron descaradamente las peleas a dos boxeadores cubanos en las semifinales».

   En béisbol, apuntó, que «fue ejemplar la conducta del equipo olímpico de Cuba en la pelota» y justificó la pérdida de la corona olímpica frente a Corea del Sur.

   «Los peloteros profesionales adversarios eran como máquinas diseñadas para batear (..). «Se trataba de un equipo excelente. Los cubanos no practican el deporte como profesión lucrativa; son educados, como todos nuestros atletas, para servir a su país», dijo.

   En el voleibol femenino, que no logró medalla, recuerda que en eliminatorias ganaron a EU.