Castro asegura evoluciona bien

Castro asegura evoluciona bien

LA HABANA (AFP).- El jefe de Estado cubano Fidel Castro evoluciona este viernes en forma favorable luego de ser intervenido quirúrgicamente de una fractura de rótula en la madrugada del jueves, provocada por un resbalón durante un acto público que generó variadas especulaciones sobre su salud.

   «Evoluciono bien y no dejaré de comunicarme con ustedes», señaló Castro en una «Carta a sus compatriotas», redactada de su puño y letra, que fue publicada en la portada de diarios y ampliamente difundida por radio y televisión.

   De 78 años de edad y decano de los Jefes de Estado del mundo, con 45 años ininterrumpidos en el ejercicio del poder, el último gobernante comunista del hemisferio occidental dejó en claro que no abandonará sus tareas de gobierno.

   «Desde el mismo instante de la caída no he dejado de atender las tareas más importantes que me corresponden», advirtió Castro, quien acumula sobre sí los cargos de Primer Secretario del Partido Comunista, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, asi como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.

   Todo en Cuba gira en torno a su persona y la ausencia de Castro podría generar un vacío de poder de consecuencias impredecibles, en opinión de  diplomáticos extranjeros en La Habana.

   Su extensa misiva, redactada como si fuera el »diario de campaña» de un guerrillero, donde narra con lujo de detalles su odisea, describe su caída accidental, su traslado a La Habana y hasta la intervención quirúrgica a la que fue sometido, produjo en la población un efecto de bálsamo.

   Odiado o admirado por sus conciudadanos, Castro continúa siendo un referente para la sociedad cubana, cuyas tres últimas generaciones no han conocido a ningún otro líder político en la isla.

   Tanto sus partidarios como sus detractores, temen que la desaparición física de Fidel Castro conduzca en lo inmediato al país al caos, una situación no deseada por ninguno de estos bandos en pugna.

   La aparición en televisión del gobernante unos minutos después de su traspié, anunciando con gesto transido por el dolor que pese a las fracturas se encontraba «entero», tuvo un gran impacto emocional sobre la audiencia.

   Los comentarios cotidianos de la población, con sus quejas sobre los extenuantes apagones, la excesiva burocracia para realizar trámites cotidianos y la falta de respuesta a sus problemas económicos, quedaron relegados en las últimas horas por los comentarios suscitados por el accidente de Castro.

   El mito sobre la «invencibilidad del Comandante en Jefe» resultó alimentado por su intervención televisada y su carta pública, que apela al nacionalismo de los cubanos para sortear la situación creada por el incidente.

   El apelativo popular de «El caballo», que otrora le fue conferido a Castro por su fortaleza física, quedó renovado ante la ciudadanía tras este nuevo episodio, reforzado por la capacidad histriónica del veterano político.

   En febrero del año pasado, el gobernante describió a la política en un discurso, señalando que ésta «es una mezcla de ciencia y arte, aunque más de arte que de ciencia», y aplicó ahora este concepto con gran eficacia.

   Pero la incertidumbre sobre el futuro próximo era este viernes el comentario en círculos diplomáticos, donde se interrogan sobre la capacidad de Castro para conducir el país postrado en un sillón, con su pierna enyesada y su brazo derecho inmovilizado.

   Indicaron que es factible que durante ese período evite apariciones públicas para no dar una imagen de vulnerabilidad a seguidores y opositores.

   Sin embargo, todos recuerdan que en agosto del año pasado, el líder cubano advirtió que su «destino no era venir al mundo para descansar al final» de su vida, pese a que «el tiempo pasa y las energías se agotan».

   «Les prometo que estaré con ustedes (…) mientras tenga conciencia de que pueda ser útil y si antes no lo decide la propia naturaleza. Ni un minuto menos, ni un segundo más», añadió.

   A casi 48 horas del accidente de Castro, las actividades en la isla se desarrollan con absoluta normalidad, mientras el gobernante continúa dirigiendo con mano firme el timón del último régimen comunista de Occidente.

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