(Catástrofe!

(Catástrofe!

Una catástrofe es mil veces peor que una tragedia. Y la República Dominicana empezó a vivir una catástrofe desde el mismo momento en que el Honorable Señor Presidente de la República incumplió su palabra de no aspirar a la reelección, hace casi dos años.

Del 2,002 en adelante, nuestro país ha vivido una época de precariedades que ha ido en aumento con cada día que pasa.

Y ahora, además de la «catástrofe gubernamental» que hemos estado padeciendo, se une la catástrofe natural que significa, desde los sismos que estremecieron a Puerto Plata y otras ciudades del Cibao, hasta el desbordamiento del río Soliette o Blanco, la destrucción parcial de la ciudad de Jimaní y una gran parte de sus alrededores, las inundaciones en el bajo Yuna que han prácticamente aniquilado la agro-pecuaria en esa rica zona del país, pasando por ver ciudades incomunicadas como Elías Piña, etc.

Todo parece indicar que estamos siendo objeto de un castigo divino. Y también todo parece indicar que nos merecemos ese castigo, como hemos merecido el gobierno que nos desgobierna desde hace casi cuatro años.

Porque no es posible que habiendo el gobierno obtenido excedentes presupuestarios hasta el mes de mayo, se le deban salarios a los médicos, los hospitales estén desabastecidos de todo lo que sea medicamentos esenciales; que los maestros estén hoy ganando un sueldo que apenas les permite pagar el vehículo que los llevará a sus centros de trabajo…y algo más, como comida.

No es posible que estando en esta situación el gobierno esté pensando en juegos, en los Juegos Nacionales que, indefectiblemente, deben ser reprogramados para otra fecha.

No es posible que el gobierno se haya gastado miles de millones de pesos en una campaña electoral fracasada en todos los frentes.

No es posible que el peso esté hoy a 50 por un dólar, que la inflación esté devorando los magros salarios que devengan desde los obreros hasta la clase media, aunque parezca mentira esto último.

No es posible que miles de pequeñas y medianas empresas hayan tenido que cerrar sus puertas ( por quiebra !, dejando en la calle, sin empleo, a miles de honrados obreros.

No es posible que la factura eléctrica suba cada vez que le dé la gana al que da la orden y aunque los «apagones» estén otra vez a la orden del día.

No es posible que se esté pensando en nuevos impuestos, cuando el pueblo no tiene con qué pagar los actuales.

No es posible que se mutilen las áreas protegidas, solo para que el «grupito de siempre» siga haciendo millones, esta vez a costa del futuro ecológico de la nación.

No es posible que el Presidente de la República, informado de que el «pato macho» de una importante institución oficial estaba haciendo lo que le daba la gana con el presupuesto a su cargo, haya dicho que con dispendios o sin dispendios ese funcionario se quedaba en su puesto, porque él lo había designado en el mismo.

No es posible que este pueblo, que hace cuatro años era pobre, hoy sea un pueblo paupérrimo.

No es posible que a despecho de los «consejos» del Fondo Monetario Internacional el gobierno haya abultado la nómina oficial en forma increíble.

No es posible que los recursos del Estado se hayan despilfarrado y repartido en la forma en que lo han sido, algo que es sumamente fácil de comprobar. No es posible que este Gobierno haya cogido prestado miles de millones de dólares que, francamente, no se ven por ninguna parte, digan lo que digan los «publicistas» oficiales.

Y hay mucho más que decir.

Pero «empezaré a terminar» este artículo diciendo que en estos dos meses de transición se harán cosas (ya se iniciaron, por cierto) que verdaderamente harán punto menos que ingobernable el país.

Sin embargo, yo espero, personalmente, que el nuevo Presidente de la República ignore aquello de «hoy por mí, mañana por tí» y ordene, nada más sentarse en la «silla de alfileres,» todas las investigaciones que sean necesarias para saber quienes han llenado sus cofres con dineros del Estado, que es lo mismo que decir del pueblo.

Y esto último está a la vista de todo el mundo por aquello de «dime con qué entraste y dime con qué saliste».

Y ahora, para ponerle la «tapa al pomo», dos miembros de la Cámara de Cuentas, «robustecida» por los «honorables» senadores, acaban de presentar las renuncias a sus cargos. Los doctores Raúl Reyes Vásquez y Mayra Cochón Trujillo, entendieron que el Senado «se entronizó en el nepotismo, el amiguismo, el dispendio y el manejo irracional de los recursos presupuestarios».

( Diablos ! Esa denuncia ameritaría una investigación a fondo, principalmente para saber quienes son los culpables del «dispendio» y del «manejo irracional de los recursos presupuestarios». Esta será también una obra del próximo Presidente, no importa lo que haya hecho el Senado.

El país, dentro de tres meses, a lo sumo, empezará a sufrir una hambruna terrible. Las inundaciones en el bajo Yuna y en la Línea Noroeste dejarán a la agricultura en «su más bajo perfil», aunque el «perfil» del secretario de Agricultura esté en lo «más alto» (dependiendo del sentido que el lector de a «lo más alto»).

Leonel Fernández tendrá ante sí un trabajo dramático, peligroso, pero eminentemente necesario y patriótico. Y tendrá que llevarlo a cabo desde el primer día de su mandato, so pena de que la gente que vio en él una esperanza de un futuro mejor, lo miren de otra forma.

Además, él es abogado y, según fuentes, bastante buen abogado. Por lo tanto, sabrá lo que es ser…( cómplice por omisión !

Y si los ex-presidentes no pueden ser llevados a la justicia, no importa lo que hicieron, entonces han habido muchos casos que deberían ser reabiertos.-

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