¿A qué se puede atribuir el crecimiento permanente y bien posicionado de la candidatura del licenciado Danilo Medina?

¿Y por qué se ha rezagado de manera tan preocupante la candidatura del señor Hipólito Mejía Domínguez en el casi último tramo del proceso electoral?

Indiscutiblemente que este es el resultado de la contraposición de dos ofertas políticas a la Presidencia de la República que guardan una gran diferencia entre sí.

Mientras que el discurso de Medina es preciso, coherente y pertinente a las expectativas de la sociedad dominicana, Mejía ha venido externando criterios que intranquilizan y que producen gran desconfianza en el pueblo.

El Partido de la Liberación Dominicana-PLD- tiene una oferta que inspira gran confianza en la capacidad y peso para dirigir tranquilamente los destinos del Estado y de todo el país.

Sin embargo, el Partido Revolucionario Dominicano-PRD-presenta a una figura que ya fue probada en el manejo de la cosa pública y que, en ese momento histórico, resultó ser toda una verdadera frustración para los ciudadanos.

El trauma del pueblo fue tan profundo, que hasta en las congresuales y municipales  los votantes se rehusaron dar  el apoyo al partido blanco. Y lo mismo ha venido ocurriendo con los certámenes presidenciales.

En el momento de echar el voto, la gente como que recibe una visión retrospectiva de lo que fueron esos cuatro años de Hipólito.

Esa fue la época en que a los supermercados se les llamaba la casa del terror, pues uno iba a comprar los alimentos y resultaba que en la propia cara de uno les cambiaban de manera permanente y diaria los precios a las etiquetas.

Ni hablar de la inseguridad, de la infuncionalidad de los servicios públicos y de la burla a nivel de Estado.