Parecía que las causas y consecuencias de la crisis financiera del 2003 era una asignatura aprendida, especialmente por los protagonistas del área económica de entonces, sin embargo sigue el debate mediático y queremos reiterar que uno de los factores claves en el costo inicial de las quiebras fue la pérdida de confianza de los agentes económicos con antelación al inicio de las crisis bancarias.
En el cuatrienio 1996-2000 la tasa de cambio experimentó un aumento anual promedio de 4.6%, en el 2001 de 2.5%, sin embargo la tasa de cambio entre diciembre del 2001 y septiembre del 2002 creció en 10.4% y en octubre superaba el 20×1. No había causas monetarias o fiscales que explicaran ese comportamiento, salvo erosión en la credibilidad de ese gobierno.
Tan pronto se mueve el tipo de cambio inmediatamente ciertos agentes económicos comienzan a comprar dólares y eso se refleja en los depósitos en dólares de los bancos, pero también se refleja en la partida errores y omisiones de la balanza de pagos que cuando es negativa indica subvaluación de importaciones o fuga de capitales.
En junio y septiembre del 2002 dicha partida acusó valores record de US$651.1 y US$854.5 millones, cerrando a diciembre con US$966.8 millones y en el 2003, cuando se habían producido los colapsos de los tres bancos, dicha partida ascendió a RD$1,566.3 millones.
La pérdida de confianza había provocado antes de las quiebras bancarias una depreciación del tipo de cambio por encima de la tasa de inflación, mientras se estaban produciendo salidas de capitales atípicas que se aceleraron por el aumento desproporcionado de la emisión monetaria debido al rescate de todos los depositantes.
En cuanto a la monetización y su impacto en la devaluación, un insigne representante del equipo económico del PRD reconoció que el crecimiento de los agregados monetarios en el 2003 explica la devaluación de 175% de febrero del 2003 a febrero del 2004. Y lo que el librito aconsejaba era entregar certificados a los depositantes mayores o de lo contrario, si la política era devolverlos todos, neutralizarlos mediante la colocación de instrumentos, pero eso era imposible por el déficit de confianza en esa administración.
Cuando comenzaron los supuestos problemas de liquidez de Baninter y después del Bancredito y el Mercantil las autoridades otorgaron facilidades por montos de RD22,452, RD$12,291 y RD$3,936 millones respectivamente, en muchos casos violando el tope máximo establecido en la Ley Monetaria y auditorías realizadas por empresas privadas en el 2005 revelaron el uso inadecuado de esas facilidades y fue una especie de dinero lanzado al zafacón y representó uno de los graves errores cometidos por las autoridades del BC especialmente después de marzo del 2003.
La grave crisis del 2003, originada en quiebras bancarias, pérdida de confianza y en excesiva monetización de la economía, tuvo un impacto inicial, cuantificado por devaluación, inflación y creación de nuevos pobres; pero tiene un costo esparcido a lo largo del tiempo y que implica dedicar fuertes aportes presupuestarios cada año para eliminar el famoso cuasi-fiscal.