Cautiverio fiscal

Cautiverio fiscal

Una de las distorsiones más graves que se dan en nuestro país es aquella que impone los castigos más severos a quienes no pueden defenderse.

Se aplica aquí contra consumidores y usuarios una especie de cautiverio fiscal que obliga al pago de impuestos cuya proporción no puede ser justificada.

Hay múltiples ejemplos sobre esa conducta del Estado, pero por hoy vamos a limitarnos al caso de las comunicaciones,  uno de los sectores más influyentes en el crecimiento económico, en el Producto Interno Bruto (PIB).

Ni siquiera el hecho de que las comunicaciones son un renglón estratégico de primer orden, justifica que se les apliquen cargas fiscales como las que hay vigentes en este país, todas en perjuicio de los usuarios.

El cautiverio fiscal consiste en que los usuarios de las telecomunicaciones no tienen alternativas ni defensa para librarse del abuso impositivo, y no pueden renunciar al uso de esta herramienta de trabajo.

El presidente del Consejo Directivo del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones, doctor José Rafael Vargas, sostiene que sin las cargas fiscales que tienen, las tarifas dominicanas para este renglón de servicio está entre la más bajas, de lo que se desprende que los impuestos son un factor de encarecimiento desproporcionado.

-II-

En estos tiempos de reformas, es necesario mirar hacia el tratamiento fiscal que se da actualmente a las telecomunicaciones, y mejor dicho, a los usuarios de estos servicios, que son quienes pagan cerca de un 30 por ciento de impuestos, como víctimas de un verdadero cautiverio fiscal que encarece innecesariamente estos servicios.

Aparte de la presión fiscal, hay otros ingredientes que parecen no tener razón de ser en el ámbito de las tarifas de servicio de las telecomunicaciones.

El avance de las comunicaciones radioeléctricas ha hecho crecer vertiginosamente la oferta y demanda de comunicaciones móviles por medio de la tecnología celular.

Resulta curioso que entre las modalidades de servicio ofertadas, el minuto prepagado es más costoso que el que se paga a posteriori.

En materia de telefonía móvil, la modalidad prepagada es la que mayor número de usuarios tiene en el país, y la preferencia por la misma obedece al hecho de que permite a los usuarios programar sus gastos en llamadas. En el mismo orden, parece ser la modalidad que menos responsabilidades burocráticas y de atención al cliente demanda de las empresas telefónicas en su relación con los usuarios.

Son distorsiones que deben ser revisadas para llevar a niveles justos la presión fiscal sobre los usuarios de las telecomunicaciones, que están sometidos a un cautiverio fiscal que se aprovecha de que en este campo específico no hay alternativas de sustitución.

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