Cavernas y arrecifes del mar usados para actos criminales

Cavernas y arrecifes del mar usados para actos criminales

Espacios para dormir y sostener relaciones sexuales son improvisados en la franja y la parte baja del mar Caribe, entre los arrecifes y en la salida de los túneles que conducen desechos a las aguas. Pervertidos utilizan estas cavernas para violaciones sexuales, estar con menores de edad a cambio de dinero y para atracar a ciudadanos que se desplazan por el Malecón de Santo Domingo.

Un parqueador de la Plaza Omar Torrijos, frente a la intersección de la Washington con Lincoln, indica que los policías no protegen ni a quienes son atracados en horas del día

Sitios en forma de chozas diminutas han sido levantadas en estas áreas, en la parte del Malecón que va desde la antigua playa de Güibia hasta un poco más abajo del Monumento a los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo.

También las preparan en los troncos de las matas de uva de playa, con cartón, hojas y madera vieja, plásticos y latas. Simulan una cama en la tierra y montan hasta fogones de piedras.

Ahí se instalan jóvenes, entre los 10 y 25 años, que durante el día deambulan por el Malecón en la avenida George Washington; muchos se prostituyen, consumen droga y huelen cemento, afirma Aníbal Uribe, quien labora próximo.

En estos predios fue violada esta semana una joven que fue dada por desaparecida durante dos días. Dijo que de noche, cuatro y cinco jóvenes conviven con menores de edad, lo que dice sucede porque actúan bajo los efectos de sustancias narcóticas. “La Policía los agarra preso a cualquier hora, pero si les dan 50 pesos, los sueltan”.

Expresó que la cantidad de preservativos usados en las salidas de los túneles del drenaje que van al mar y de guantes plásticos desechados, evidencian las escenas de desenfreno que se viven en horas de la noche.

Afirmó que homosexuales van a contratar jóvenes. “Ahí (en el área del mar) se esconden a fumar crack, huelen cemento, fuman hierba”. Manuel Sánchez, de 32 años, pero que parece de 20 años, se mantiene como pedigüeño de la zona y afirma que hasta cuatro parejas bajan a las cuevas a estar en la intimidad. “Algunas mujeres me piden dinero para estar conmigo”, dijo.

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