En la ciudad de Santo Domingo y sus alrededores siguen apareciendo en distintas edificaciones de dos épocas, claraboyas y ventanas tragaluces que son muy poco apreciadas por el transeúnte.
Por ejemplo, en la calle El Conde esquina Duarte encontramos el edificio de tres niveles de González Ramos cuyo lateral este tiene una pared sin puertas ni ventanas, en la que solamente hay, en la parte superior, dos grandísimas claraboyas de un metro y medio de ancho, que sirven para dar entrada de aire al interior. Éstas son las más amplias existentes en el todo el contorno, y curiosamente cierran en un vidrio dividido por cuatro barritas de metal que unen los cristales.
El segundo y tercer nivel de este edificio es el único que presenta un cuerpo de pared, en el mismo lateral este, que horizontalmente curvado, tiene una hilera de once ventanas que, unidas intercaladamente, forman vértices triangulares sobresalientes, los cuales presentan a cada lado cinco cristales unidos, uno debajo del otro, que la cierran.
Igualmente, en la misma calle Duarte pero número 135, aparece un edificio de tres niveles construido en el siglo pasado, en el cual se aprecian en la parte superior del segundo y tercer nivel tres huecos corridos los cuales son ventanas ovaladas que sirven de tragaluz, algo que no tiene ninguna otra estructura de la Zona Colonial. Pero si entramos a la zona alta de extramuros, encontramos el antiguo ensanche de San Carlos. Su parroquia del mismo nombre es de curiosa estructura, pues está levantada en un alto rodeada por las calles Geraldo Hansen, con los finales de la Benito González y la 16 de Agosto y el comienzo de La Trinitaria, la cual se une al parque Abreu de este sector por medio a una amplia y extensa calzada con tres peldaños de ladrillos.
Su curiosidad estriba en que su fachada, situada en el inicio de esta última vía, presenta un portal arqueado de entrada cuya parte superior tiene un amplísimo ojo de buey abocinado. La abertura de éste mide más de un metro de ancho y presenta un borde circular frontal curvado cuya formación cóncava tiene interiormente la superficie más deprimida. La profundidad de sus paredes circulares es de metro y medio de amplitud, algo muy singular en un templo.
En la calle 16 de Agosto número 60 aparece el edificio Sánchez de cinco niveles construido en mayo del año 1950, cuya entrada para los altos por el lateral este tiene una pared con cuatro claraboyas que miden un metro de ancho con una abertura que presenta un grueso bordeado, cuyos vidrios están divididos por dos barras horizontales unidas por dos verticales.
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Claraboyas
Y en la calle Sánchez número 114, hay una casa de tres niveles cuya parte superior de la pared lateral este al lado de cuatro balcones, tiene tres grandes claraboyas que miden un metro de ancho con rejas y vidrios, además al lado presenta dos tragaluces cuadrados cubiertos con rejillas hechas de ladrillos.