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A falta de una actualización del salario promedio de los dominicanos que apenas cubre alrededor del 75% del costo de la canasta básica -de la que distan aun más los ingresos mínimos que percibe un amplio sector ciudadano- la elevación de la cobertura anual de medicamentos de la Seguridad Social de RD$8,000 a RD$12.000 resulta positiva aunque insuficiente para compensar encarecimientos a veces brutales que han experimentado los productos farmacéuticos sin dejar atrás la carestía del acceso a modernas tecnologías de diagnósticos y curaciones. Mientras más progresan las ciencias médicas y más eficientes resultan los instrumentos a su disposición, menos posibilidades tienen las personas de bajos recursos, que son mayoría, de ganarles batallas a las enfermedades.
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La conquista de subsidiar un poco más el gasto en patentizados a asegurados ambulatorios está limitada en alcance por el vacío estructural y a nivel nacional de la atención primaria; una cercanía funcional, favorable en términos económicos tanto para prestadores como para destinatarios de auxilios que no requieran costosas respuestas especializadas. La mayoría de los hospitales públicos reciben más pacientes de los que pueden atender con calidad. Saturados, críticamente a veces, porque un sector poblacional numeroso ingresa en masa a un sistema de salubridad que no clasifica los casos como ordena la medicina moderna con habilitación de áreas, dentro o fuera de los centros, para el manejo de pacientes.
