Cayo Claudio: poesía y experimento

Cayo Claudio: poesía y experimento

La poesía es vivida por Cayo Claudio Espinal como un experimento perpetuo, como la provisionalidad del sentido. Solo en el poema de 1978, “Acontecen neblinas” quiso el poeta asentar el sentido (véaselo en Manuel Rueda, “Dos Siglos de Literatura Dominicana (S. XIX-XX, Poesía, t. II”, 1996, pp. 595-99).

A principios de 1974 irrumpe el pluralismo y Cayo Claudio se une a este experimento, cuyos frutos serán dos obras, “Blanquetes de aflicción” y “Utopía de los vínculos”, publicadas, la primera cinco después; y la segunda, ocho años después de la inauguración del referido movimiento literario por Manuel Rueda.

El bloque poético será el patrón común de los iniciados. Pero once años después, Cayo Claudio Espinal funda su propio experimento poético: el contextualismo, con la publicación en 1993 de su obra “Comedio” (entre la gravedad y la risa). Ya luego, no saldrá del contextualismo, como lo muestran sus obras siguientes: “La mampara (en el país de lo nulo)”, en 2002 y “Clave de estambre”, en 2007. Para nuestro poeta, teoría y práctica forman una unidad dialéctica. A partir de “Comedio” cada texto incluye su teoría, la cual es su contexto, especie de discurso ideológico-informativo que ofrece al lector casi todas las circunstancias en que se produce la obra de que se trata.

Con este tipo de experimentalismo, el poeta que escribe la obra poética le evita a quien la lee el dolor de cabeza de dar respuesta a las preguntas que salen a relucir cuando se inicia la lectura: ¿a qué remiten todas estas figuras?, ¿a cuáles honduras históricas o mitológicas remite esta obra?, ¿a cuáles discursos filosóficos o científicos remiten los sentidos que no logro descifrar?, ¿cuáles teorías literarias ataca o reproduce ese discurso poético?

Por supuesto, que en “Banquetes de aflicción” no existe el referido contexto. Tampoco en “Utopía de los vínculos”. En la primera obra como en la segunda opera el bloque, propio del pluralismo.

En “Banquetes…” existen seis bloques principales. Son los generadores de todo el poema. Todos giran en torno a la discusión figurativa de lo que son patria y poesía dominicanas. Es decir, “naturaleza vida” en relación con el sujeto, denominado “hombre” en el bloque 4. El poema, como vimos en “Acontecen neblinas”, adopta la figura del sueño=poesía=historia dominicana. Ahora en “Banquetes…” es “una música de ilusión” o una “ilusión de música” o un “centro de ilusión” (bloque 1). O puede adoptar la figura de “la habitación” que se pierde o “la habitación perdida” (bloque 2). Luego en el bloque 3, interviene el sujeto que narra bajo la modalidad del yo: “Perdido/ he soñado/no pude soñar los montes/los montes sin soñar/Yo perdido en los montes sin soñar/Comer los frutos que sólo se sueñan/Perdido”.

En el bloque 4, entra en funcionamiento el sujeto que lee: “Si el hombre entra en un/ castillo ilusorio a girar perdido/ ese castillo guarda relación de/ existencia con una lechuza/Desaparece el castillo/y queda flotando el hombre/La lechuza no puede subir/al sueño lo cual sería su gloria/y el sueño no puede bajar a la/lechuza a concretarse//

Este bloque es una figuración del poeta, el lector, el poema y la poesía. El castillo es la poesía, el hombre es el lector, la lechuza (símbolo de Minerva) es la poesía que no puede convertirse en poema, pues es obra del poeta. “El sueño”, figura mayor del poema en Cayo Claudio Espinal, no puede concretarse en la lechuza, símbolo de la ideología, del mundo nocional.

El bloque 4 está en tinta roja en el texto y está confrontado al bloque 5, en tinta negra. Hay dos figuras en este bloque: el grillo, símbolo del ruido poético o de los poetas malos. El poeta que escribe el poema dice no temerle al ruido ni a los malos poetas, pero tampoco a la copa, símbolo del licor que beben los poetas malos para escribir. A esta copa tampoco le tiene miedo el poeta que escribe “Banquetes de aflicción”. El destino del grillo y la copa están poetizados de esta manera: “Si alguien vierte algo sobre la copa que flota sobre lo que no es/queda desheredando una forma/se desborda de lo que no existe y cae en una edad en la que no permanecen ni el grillo ni la mesa incierta ni la copa ilógica//

El desarrollo-desenlace de los sentidos del programa poético de “Banquetes de aflicción” se inicia en el bloque 6 hasta la última línea del poema (p. 18 hasta p. 62 de la antología “Ápices cortados”). El código de la lectura de todo el poema, a partir de esta paginación, es leer línea roja con línea roja y línea negra con línea negra, como si los fragmentos en tinta roja dialogaran con los fragmentos en tinta negra. Sólo así tiene sentido el acertijo pluralista que Cayo Claudio Espinal fundó como experimento.

El desarrollo-desenlace del bloque 6 en tinta roja es una recapitulación de los cinco bloques anteriores. Dicho bloque 6 enuncia el programa del sujeto escritor que se enuncia como yo-narrador: “He soñado/perdido/he soñado en vano/la batalla que salvó al hombre//

Esta batalla es la fundación del sueño sin nombre a que alude “Acontecen neblinas”. Es la poética de la historia o historicidad de la figura de la vaca que es la república y que mugirá en “Utopía de los vínculos”. El poeta está perdido en ese “castillo”, pero no puede desaparecer: “En vano soñar/desaparecer/desaparecer en el sueño/hasta que se concrete la lechuza en el soñar/la lechuza que es concretada/en medio de la victoria/del castillo que se pierde/Hacia dónde tanta muerte/tanta muerte en el sueño//

Las figuras del castillo es la patria; la de la lechuza, la poesía, la inteligencia y el poema, lo que no se concreta; la victoria, figura de la lucha mediante la cual se fundó la casa, esa otra figura de la patria que será asumida a partir del diálogo incesante entre el discurso en tinta negra y el discurso en tinta roja partir de la página 19.

“Es verdad causa temor esta casa” (tinta negra) y tinta roja responde: “Sólo techos perdido he soñado// Le siguen réplicas y contrarréplicas sobre  la forma en que fue fundada la casa hasta llegar a esa afirmación por el discurso en tinta negra: “Si no fuera por la batalla el hombre no tuviera casa”. El discurso rojo responde: “si no fuera por ser vencido/en montes soñados”. A lo cual el discurso en tinta negra replica: “Si no hubiera una parte vencida no tendrían muros las casas”. Prefiguración de “Utopía de los vínculos” y de “La mampara” (en el país de lo nulo).

A partir de aquí, “Banquetes de aflicción” girará en torno a las contradicciones del poema dentro de esa casa que es figuración de la sociedad dominicana, donde ambas, poesía y patria han sido siempre perdedoras. De ahí el sentido del título: figura de la alegría y de la tristeza a un mismo tiempo.

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