CDEEE y habilidad administrativa

CDEEE y habilidad administrativa

Hace unos días vi en un noticiero a dos damas de un sector de Santo Domingo quejándose de que los apagones castigaban a su comunidad “los martes y los jueves” y me pareció gracioso que ellas no se percataran de que, en realidad, estaban siendo favorecidas con  una “programación” de oscuridad, cosa que no tiene la mayoría de los dominicanos, pues los implacables apagones son como eran los servicios públicos de la memorable Radio Guarachita, en cualquier momento, sin hora fija y cualquier día.

Aparte de la fastidiosa tortura de los apagones, la población ha tenido que sufrir la ineficiencia o incapacidad gerencial de numerosos administradores de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) que no han podido demostrar que sus centros cerebrales funcionan a un nivel que les permitiría establecer un esquema de distribución del precario servicio de energía que facilite a los usuarios programar sus actividades de acuerdo con un patrón de oscuridad preestablecido.

Si algún sector, como el de las ciudadanas citadas, tiene apagones con días y horas precisos, puede considerarse privilegiado, porque tradicionalmente la ineficiencia de los administradores de la CDE (ahora CDEEE, como si agregar más “Es” fuera una fórmula mágica para acabar el desastre) no ha permitido lograr algo tan elemental.

He aprendido que cualquiera es buen administrador de la abundancia, pero para ser gerente de la escasez se requieren habilidades especiales.

La precariedad y crisis permanente del servicio eléctrico requieren administradores verdaderamente buenos que sepan manejar y distribuir justamente la oscuridad, símbolo moderno de una pobreza inocultable en un país que fue sendero de luz para muchos que llegaron a llamarlo la “Atenas del nuevo mundo”.   

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