La Comisión Europea presentó ayer un documento con tres alternativas a corto plazo para que multinacionales de la economía digital como Amazon, Google, Facebook o Netflix paguen más impuestos.

El Ejecutivo comunitario se comprometió a ello durante la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin), que se celebró el pasado sábado en Tallín (Estonia), después de que diez países firmaran una carta en la que solicitaban la creación de un impuesto de compensación sobre la cifra de negocio de estas empresas. Entre ellos estaban Alemania, Francia, Italia y España.

Bajo este movimiento subyace la idea compartida por muchos gobiernos de la UE de que los gigantes digitales aprovechan la naturaleza virtual de su negocio para reducir artificialmente su factura del impuesto de sociedades con los fiscos nacionales

La propuesta de la Comisión Europea adopta forma de comunicación, lo que quiere decir que no es todavía una iniciativa legislativa, sino más bien una declaración de intenciones de por dónde podrían ir los tiros. Este documento incluye entre sus alternativas la opción defendida por los diez países, pero también otras dos:

· Impuesto de compensación sobre compañías digitalizadas: se aplicaría a los ingresos sin gravar o insuficientemente gravados de todas las actividades de negocio basadas en internet, incluidas las que se realizan entre empresas y entre empresas y consumidores. Esta podría formalizarse como un añadido al impuesto de sociedades o como un impuesto independiente.

· Retención a las transacciones digitales: una retención fiscal bruta sobre ciertos pagos realizados a empresas que ofrecen bienes y servicios online desde filiales sin residencia fiscal en el país.

· Impuesto sobre los ingresos generados por la provisión de servicios digitales o actividad publicitaria: un nuevo impuesto que se aplicaría a todas las transacciones comerciales de este tipo que una empresa no residente fiscal cerrase en un país donde tiene una presencia económica significativa.

No obstante, la Comisión reconoce en su comunicación que estas medidas son solo parches a corto plazo y que las soluciones que ella misma considera óptimas para corregir esta situación necesitan mucho tiempo, probablemente años, de tiras y aflojas y negociaciones, tanto a nivel intracomunitario como con el resto de jurisdicciones fiscales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Una de ellas sería modificar las normas internacionales en varios puntos clave. Uno, el criterio que se usa para asignar cuánto valor crea una determinada filial de una multinacional -ya que de ello depende cuántos beneficios se atribuye y, por tanto, impuestos-. Otro, el sistema para determinar cuándo una empresa tiene un «establecimiento permanente» en un país.