La Comisión Europea busca fuentes directas de ingresos para sufragar su fondo de recuperación pos-coronavirus, que quiere dotar con 750.000 millones de euros, y hacerlo así más digerible para los frugales socios del norte, que se perfilan como el principal escollo en la negociación de una iniciativa sin precedentes en la historia del proyecto europeo. En esa acuciante búsqueda de recursos, Bruselas ha planteado un impuesto a las grandes empresas para recaudar unos 10.000 millones de euros anuales. Así lo desveló el comisario europeo de Presupuestos y Administración, el austriaco Johannes Hahn, quien anticipó que la medida afectaría a unas 70.000 compañías con una facturación superior a los 750 millones de euros. El objetivo del Ejecutivo comunitario, hasta ahora muy encorsetado en el ámbito presupuestario, es abrir nuevas vías de ingresos que nutran los recursos propios de la Comisión.