Cecilia Estévez de Malespín

<p>Cecilia Estévez de Malespín</p>

Por Renania Reyna
Fotografías: Felipe Alvarado

Vestimenta, profesión y uno que otro motivo lo distinguen, pero al final todos tienen algo en común que atrapa y cautiva más allá de su historia.

La alegría, el entusiasmo y ese mundo mágico, al igual que en el cuento de  “El Cascanueces”, donde la pequeña Clara recibe un soldado del relojero y mago Herr Drosselmeyer, es comparada con el amor de Cecilia Estévez de Malespín, quien transforma todo su entorno con la magia y el colorido de estos muñecos.

Hace un promedio de nueve años que Estévez de Malespín quedó atrapada por los Cascanueces, y desde entonces todos sus familiares y amigos están cautivados por su devoción y amor a ellos.

Un tanto tímida abrió las puertas de su hogar y sus sentimientos para así dejarnos conocer su historia de colección: “Casi siempre nos pasábamos la Navidad fuera del país, porque nuestros padres no viven aquí. Entonces, yo comencé a ver los soldados en los parques, en Disney World, y luego comencé en las tiendas y desde entonces me enamoré de ellos”.

Relata con entusiasmo que “al principio yo llegué a comprar unos cuantos en el país y ellos me envolvieron, porque realmente a mí me encanta la Navidad, es  para mí la época más linda, porque soy como muy tradicional y ellos son los que le dan la apertura a la temporada navideña, ya que la historia cuenta que fue un día antes cuando el padrino le regala a la ahijada un muñeco de madera y es en Alemania donde nace la tradición”.

Manifiesta que “del primero que me enamore fue del tradicional y ya tenía unos cuantos, pero nosotros somos bastante deportistas aquí en la casa, tanto mi esposo como mis hijos y yo, y entonces comencé a ver que había golfista, beisbolita y como nos gusta el deporte, eso fue lo que más me llamó la atención, la diversidad. Luego adquirí pintores, pinochos y otros”, manifiesta.

La colección inició con cascanueces en miniaturas y luego fueron creciendo en cuanto a tamaño y cantidad, ya que su familia se fue integrando y cada vez que hay un motivo especial como su cumpleaños o ven uno hermoso, lo identifican con ella y le obsequian uno nuevo.

Resalta que “fue algo que surgió y me enamoré. Así como hay personas que coleccionan Nacimientos y Santa Claus, pues a mí me enamoraron ellos, claro sin nunca perder el norte del Nacimiento, porque tiene un lugar en nuestro hogar, pero los Cascanueces me los encuentro como tan alegres, graciosos, aunque aquí no hay esa tradición”.

Desde médicos, chefs futbolistas, pintores, peloteros, bomberos y un sin fin más de profesionales y deportistas, adornan el hogar de Estévez de Malespín, quien adquirió parte de su colección en Estados Unidos, Bélgica, Europa y República Dominicana, en las tiendas Novetek, Cuesta, Bombay y D’Arquin.

Relata que “siempre hemos pasado la Navidad en familia con los abuelos, nuestros padres, y es gracioso porque recuerdo que cuando íbamos a Estados Unidos en diciembre, siempre comprábamos Cascanueces y mis primos Alberto y Margarita Portuondo me los almacenaban para luego enviarlos y siempre llegaban en verano”.

Actualmente su colección la integran unos 200 Cascanueces en diferentes estilos, tamaños y modelos.

Muy personal
Casada con:
Marcos Malespín.

Hijos: Giselle, Marcos Emilio y Yinette.

Pasatiempo: Leer

Le gusta: La playa

Perfume: Enger, de Terry Miller

Color: Rojo

De cerca…

Cecilia Estévez de Malespín es egresada de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) en Contabilidad y Auditoria.

Laboró desde muy joven en la empresa Benigno Pérez Martínez; luego se dedicó a la maternidad y posteriormente a la empresa familiar y a la Fundación La Esperanza, donde actualmente es miembro.

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