Cela aboga más inversiones

Cela aboga más inversiones

POR MARIEN A. CAPITAN
El padre Jorge Cela, director de Fe y Alegría, abogó ayer porque las naciones desarrolladas inviertan en los países del tercer mundo como una forma de controlar los flujos migratorios que llegan hasta ellas. Para Cela es lógico pensar que si los países ricos ayudan al desarrollo de los menos favorecidos la gente tendrá menos necesidad de emigrar. En caso contrario, asegura, las cosas seguirán igual: la migración desbordará a los países.

“El problema de la migración es incontenible, incontrolable. Los países más ricos del mundo han sido incapaces de controlarla. El muro de Berlín, que cayó en el año 90, ahora se ha construido en la frontera de México con Estados Unidos. Países como los de Europa, como Estados Unidos, no han podido controlar la migración”.

¿Qué hacer? Cela cree que la República Dominicana tiene que hacer proyecto de desarrollo comunes con Haití para que ambos países se beneficien. De esta forma ambos participarán en una relación fructífera y sin violencia.

Para hacerlo, entiende Cela, ambos países requieren de la ayuda de los países desarrollados. Sólo así podrán disminuirse los niveles de violencia que existen actualmente entre ambos países.

También es indispensable, manifiesta Cela, que los distintos grupos aprendan a convivir y que se procure que todo el mundo tenga oportunidades. Es que, de no hacerlo, se provocará mayor tensión.

Pasando al problema de la violencia que vive el país, Cela lamentó que haya ido creciendo en los últimos tiempos. Sin embargo, Cela resaltó que este no es un problema que haya que combatir con violencia sino con nuevas propuestas y oportunidades. Entre ellas, apuntó, está la educación.

Es que la educación, sostiene, es lo que le ofrece a los jóvenes la oportunidad de proseguir, de prepararse para la vida y de abrirse un camino que esté exento de violencia.

“La respuesta a la violencia está en el apoyo a las comunidades que están sufriendo la violencia, más que en crear una nueva violencia que responda a eso porque con ello lo único que se logra es un incremento de las balas que se pierden”.

Hablando de balas perdidas, Cela entiende que una de las mejores fórmulas para evitar que éstas sigan haciendo daño es desarmando a la población. Al hacerlo, dice, hay que tomar en cuenta también el desarme de la fuerza pública.

“¿Por qué un policía, fuera de su oficio, tiene que llevarse el arma a la casa? Se supone que él la usa en su trabajo, entonces no se supone que deba llevarla a la casa. Eso tiene que provocar un activo desarme”.

Otro punto importante, subraya Cela, es que hay que lograr que el negocio del tráfico de armas sea menos rentable. “Solamente se va a combatir cuando no sea rentable, cuando cueste tanto tener un arma por las multas que tiene, por las restricciones que tiene, y entonces sea mejor no tenerla”.

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