POR UBALDO GUZMÁN MOLINA
El sacerdote Jorge Cela lamentó ayer la pérdida de fuerza y la dispersión de la sociedad civil, así como su pasividad frente a la reducción del financiamiento estatal. Cela dijo que el gobierno redujo este año las subvenciones a organizaciones de la sociedad civil entre 15% y 20%. Cela, director de Fe y Alegría, dijo que estos recortes se hacen de manera indiscriminada sin tomar en cuenta si trabajan bien o mal.

Indicó que, además, la subvención se les entrega mensualmente, pero muchas veces hay atrasos y la de diciembre casi nunca se les entrega y estas organizaciones sin fines de lucro no se quejan.

«Esos fondos son fondos del Estado que estaban en el presupuesto para ese fin y no se usaron con ese propósito. No sabemos para qué se usaron, pero todos nos quedamos callados y todo sigue igual», señaló Cela.

Y agregó: «Estamos participando de la corrupción. Desde luego, porque estamos permitiendo que el gobierno desvíe fondos que estaban en el presupuesto para otra cosa».

Cela hizo los señalamientos ayer en un panel sobre «La relación entre sociedad civil y Estado», organizado por el Consorcio Nina, que está integrado por Acción Callejera, Quédate con Nosotros, Caminante, Niños en Camino y Yo También, de la Pastoral Juvenil. La moderación estuvo a cargo del padre Luis Rosario.

Cela dijo que algunas organizaciones de la sociedad civil utilizan los recursos bien, pero la población no tiene prueba de eso.

Expresó que la ley 122-02 sobre Regulación y Fomento de las Asociaciones sin Fines de Lucro tiene mecanismos para garantizar que los fondos que les destina el Estado se utilicen bien.

Consideró que las organizaciones de la sociedad civil deben esforzarse no sólo para que continúen recibiendo recursos del Estado, sino que se mejore el sistema de funcionamiento.

Dijo que tan pronto se promulgó la ley 122-05 la sociedad civil se desinfló, pero ignora que el Estado sigue repartiendo los fondos como le parece, beneficiando a organizaciones que no deben recibir nada.

Señaló que las organizaciones de la sociedad civil manejan los recursos mejor que cualquier institución pública, porque son más eficientes.

Cela resaltó la responsabilidad de colaborar con el Estado en la solución de los problemas.

Indicó que el país ha hecho un largo camino intentando relacionar la sociedad civil y el Estado para la búsqueda de soluciones, aunque a veces es difícil, pues no siempre el Estado está dispuesto a dialogar.

Expresó que a veces las políticas sociales son vistas como una oportunidad para el clientelismo.

Consideró que a la sociedad civil le cuesta entrar en una política social orientada a una campaña política. Expresó que se busca crear mecanismos de mejorar la relación Estado-sociedad civil.

Señaló que en el país se ha avanzado y retrocedido en la relación social civil-Estado, pues se ha promulgado una ley que sustituyó la de 1920, pero todavía no se han publicado sus reglamentos.

Indicó que esa ley ayudará a depurar el financiamiento del Estado para las organizaciones de la sociedad civil. Indicó que si eliminan las instituciones de la sociedad civil que prestan servicios en la educación y salud, el Estado no podría enfrentar esos problemas.

«Muchas de las mejores instituciones que tenemos son instituciones de la sociedad civil. Hace falta una relación estable entre el Estado y la sociedad civil”, dijo.

Consideró que la mejor manera de garantizar la eficiencia de las instituciones públicas es la participación. La misión de la sociedad civil es fortalecer al Estado a través de un diálogo que lo obligue a crear consensos y participación de ésta, dijo.

Cela señaló que la mayoría de las instituciones de salud especializada son del Estado.

Aclaró que la sociedad civil no es un partido político, sino gente que se junta porque tiene intereses en común y muchas diferencias.