Celac: La voz de nuestros pueblos

Celac: La voz de nuestros pueblos

Los países de América Latina y el Caribe están marcados por una identidad común en los aspectos histórico, cultural y económico y esa afinidad no podía tener una expresión más adecuada que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que acaba de celebrar en la República Dominicana, actual presidente pro tempore, su décima reunión de cancilleres con el propósito de analizar el futuro del bloque y estudiar su relación con otros organismos de integración regional.
La trascendencia de este encuentro se debe a la necesidad de que los pueblos de Latinoamérica y el Caribe puedan expresarse con una sola voz y reaccionar unificados ante los factores que influyen en su porvenir. La necesidad de combatir la pobreza en base a modelos de desarrollo adaptables a la realidad de cada uno de estos países es, tal vez, una de las misiones más importante de Celac en estos tiempos.
La República Dominicana, que agota turno a la cabeza de este conglomerado, está llamada a compartir con todos sus miembros sus experiencias más progresistas y asimilar a su vez las de otros pueblos. El mundo de hoy está integrado por grandes bloques y América Latina y el Caribe tienen que asumir esa tendencia para poder sacarle provecho, a favor de sus pueblos, a la globalización comercial y todo lo que se puede traducir en progreso económico y social.

Agresiones y complicidad

No nos asombra la perversa coherencia que existe entre la agresión contra el medio ambiente garante de la vida y la violencia que se intenta o ejerce contra quienes responsablemente han estado denunciando la depredación de la naturaleza. No nos extraña, pero nos indigna profundamente, que gente ligada al crimen ecológico que se comete con zonas protegidas de Constanza hayan intentado agredir al ambientalista Frarman García, directivo del Consejo Ambiental de Constanza, organización en pie de lucha contra la depredación.

La autoridad competente debe evitar hacerse cómplice de vías de hecho como la denunciada y que han acabado la vida de ambientalistas en países de Centro y Sur América. El país debe tomar muy en cuenta su complicidad por omisión, al no actuar responsablemente ante las quejas por la depredación.

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