Hoy 
POR LEONOR MARÍA ASILIS E.
Los recientes días 28, y 29 de junio han sido muy relevantes para la Iglesia. El 28, segundo aniversario de Su Santidad Benedicto XVI, ocasión en que ha proclamado en la Basílica de San Pablo Extramuros al sur de Roma, un año especialmente dedicado a San Pablo con motivo de los dos mil años de su nacimiento. (Dato que según los expertos tuvo lugar entre seis y diez después de Cristo) Otro motivo de alegría es la imposición del palio por Benedicto XVI a más de 20 obispos que han sido elegidos metropolitanos en los últimos 12 meses.
Sin embargo, el acontecimiento más emotivo sin lugar a dudas es la celebración del primer acto oficial del proceso de beatificación de Juan Pablo II. Fecha simbólica, ya que coincide con la cercanía de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, columnas principales de la Iglesia fundada por Cristo.
Según comenta el diario italiano Il Messaggero , el ambiente que se vive en el Vaticano sobre este proceso es de «hacerlo pronto, pero siguiendo fielmente el proceso que es de por sí largo y complicado, pero cuando se tienen caminos preferenciales y está la voluntad «superior», se podría lograr hacer en cinco o seis años aquello que habitualmente requiere 20 o 30 años. Siempre que haya un milagro válido», ha expresado este periódico italiano.
Retomando a Benedicto XVI, quien hace dos años le sorprendió su elección como sucesor de Pedro, ha confesado que en ese momento creía haber cumplido la obra de toda una vida. Y nosotros decimos que no es para menos, ya que dirigió por veinte años la Congregación de la Doctrina de la Fe y hubo escrito varias obras de fe, acción que pensaba continuar en sus últimos años retirado del Vaticano.
Sin embargo, al ver el progreso de las votaciones, supo que la elección recaería sobre el, anticipación que le hizo suplicar al Señor: No me hagas esto!
Como señala Rafael Navarro Valls, gran conocedor de la vida pontificia, Benedicto XVI Se ha convertido en el protagonista mundial de una visión del hombre no reconducible a pura biología, en un Pontífice en diálogo dialéctico con la modernidad; en un diálogo que sabe combinar riqueza conceptual y claridad expresiva y que se hace entender por cristianos corrientes y por teólogos; por gente sencilla y por filósofos. Una rara cualidad.
Ha desplegado una actividad importante en el Ultimo Sínodo de Obispos. Reunió más de un millón de jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud. Ha publicado su primer libro como Pontífice y ha presidido un consistorio en el que ha creado un buen numero de cardenales.
Su primera encíclica ha tenido un gran eco a nivel mundial; ha renunciado a la denominación de Patriarca de Occidente, favoreciendo al ecumenismo; recibió a Hans Küng e intenta hacer volver a la Iglesia a los discípulos de Lefebvre, según la Santa Escritura.
Una vez más se demuestra que los planes del Señor no son los nuestros y están muy por encima de los que tenemos en mente.
Nuestra respuesta ha de ser obediente y confiada para así glorificarle con la sujeción de nuestra voluntad a la suya.
