Hoy 
Los lirios ubicados a cada lado de los bancos de la majestuosa iglesia Regina Angelorum inundaron el ambiente con su aroma, el día que los jóvenes José Rolando Lantigua Hernández y Elizabeth Díaz Domínguez unieron sus vidas bajo el sagrado vínculo del matrimonio.
El novio es hijo de José Rafael Lantigua y Miguelina Hernández de Lantigua y la novia, de Germania de Díaz y Juan Radhamés Díaz.
La misa, oficiada por monseñor Francisco Arnaíz, obispo emérito y concelebrada por el Padre Angiolino Abreu, estuvo cargada por la emoción que despertaron las palabras de los clérigos, los votos de amor y fidelidad de los novios, así como las canciones de la soprano Paola González, el tenor Modesto Acosta y al piano, la reconocida pianista Lilliam Brugal.
La acertada selección musical estuvo compuesta por las canciones Canon Pachelbel, Marcha Nupcial de Mendelsson, el Aleluya de Mozart, Panis Angelicus, Serenata, Señor ten piedad, Tú palabra, Ave María, Házme un instrumento de tu paz y la Marcha de Wagner.
La ceremonia también contó con la interpretación especial de Niní Cáffaro, quien entonó la grandiosa canción Por amor, del maestro Rafael Solano.
Los padrinos de la boda fueron Don Juan Radhamés Díaz, padre de la novia y la señora Miguelina Hernández de Lantigua, madre del novio. Las Damas de Honor fueron: Pamela Ramírez, Natalia Zorrilla, Idelka Díaz, Patricia Terc, Isabel Díaz, María de Jesús Estrella y Mayra Ramírez; mientras que la Dama Solitaria fue María Miguelina Lantigua, hermana del Novio. Fungieron como pajes los niños Evelyn Marie Gómez y Andrew Díaz, Maia Aquino Terc y Virgilio Gómez Acevedo. La Novia escogió un diseño en satín de seda, bordado con cristales y perlas. El tocado estuvo compuesto por un hermoso velo salpicado en cristales y una tiara en perlas y cristales Swarosky, adquirido en el Vaticano y bendecido por el papa Benedicto XVII.
El Novio eligió para la ocasión un smoking negro, con corbatín y faja gris, diseñado por el afamado diseñador Oscar de la Renta. La recepción Nupcial fue llevada a cabo en las Ruinas de San Francisco, cuya decoración fue realizada por Magnolia Concepción. La ambientación del ágape fue responsabilidad del Grupo de Cámara de Elsa Paulino, y el baile de la orquesta de Edwuin Burgos. El menú estuvo a cargo del maestro Mike Mercedes.
