Para mí, los días especiales, como los aniversarios, están ahí para celebrarlos y para recordar los mejores momentos de la relación, como una forma de salir de la rutina y volver a la magia, algo que puede ayudar a fortalecer aún más ese amor.
Es como una nueva oportunidad cada vez de recordar todos los motivos buenos por lo que estamos con la otra persona, y todos esos momentos buenos que se han compartido. Y viéndolo desde ese punto de vista (del cual me gusta ver todas las fechas únicas y memorables) tiene sentido celebrarlo, es una iniciativa positiva que aporta a la relación.
Un aniversario, como nos lo define nuestro diccionario, es la fecha en que se cumple un número de años exacto desde un suceso importante, pero dentro de esos aniversarios personales, la fecha de la boda es uno de los más populares, celebrándose como el comienzo de una nueva etapa en la vida y de un proyecto en común.
Cada año, el aniversario de boda deberíamos asumirlo como un momento para recordar en la pareja, y esta tradición de celebrar los aniversarios de boda se originó en la Alemania medieval, siendo tradicional desde aquel entonces, la entrega de un regalo o la realización de una actividad conmemorativa (como una cena fuera del hogar).
En esa época, cuando una pareja lograba alcanzar los 25 años de matrimonio, sus familiares y conocidos homenajeaban a la esposa colocándole una corona de plata como felicitación por lo duradero del matrimonio. La misma celebración se daba a los 50 años si bien, en este caso, la esposa recibía una corona de oro. Desde entonces, estas celebraciones fueron conocidas como bodas de plata y bodas de oro, respectivamente.
Y como todas las tradiciones, la costumbre fue evolucionando hasta el punto de regalar año tras año un obsequio a las parejas en el aniversario de su boda. Unos regalos que estaban hechos de diferentes materiales dependiendo del tiempo que llevaran casados, y que iban desde los más frágiles hasta los más sólidos o duros, y a medida que pasaban los años se consideraban los materiales simbólicos que se van haciendo más fuertes y duraderos, integrando metales, algunos más rústicos que otros, que también evocan las vicisitudes que todo matrimonio va superando. De esta manera, se simboliza la fortaleza de la relación, que va en aumento con el paso del tiempo. Pero normalmente, los más significativos son los que se van cumpliendo cada 5 años, ya que cada etapa es una renovación de la energía y amor conjuntos, por eso sigue vigente en la actualidad los nombres de los materiales que titulan cada celebración de aniversario de bodas, que van simbolizando elementos cada vez más depurados y preciosos; hasta que ya en la recta final (de los 50 años en delante de matrimonio), está compuesta solamente por piedras preciosas y los materiales más nobles.
Todavía es bastante habitual que la mayoría de los aniversarios se celebren en privado, excepto en los aniversarios n.º 25, 50 y 75, en que se realiza una fiesta con invitados. Pero aquellos que profesan alguna religión, es costumbre que se lleve a cabo algún tipo de celebración en esta fecha, sin importar tanto el año, según sus creencias. En ocasiones, los matrimonios encuentran en esta fecha el momento ideal para renovar sus votos matrimoniales y volver a celebrar su amor.
Me gustó esto para cerrar: “Sin necesidad de quedarnos estancados en el pasado, porque la pareja debe evolucionar, los recuerdos son una parte fundamental de cualquier historia de amor. ¿Y cómo evolucionan esos recuerdos? Creando otros nuevos, otros momentos mágicos y especiales que coinciden precisamente con nuestros aniversarios particulares. No dejes pasar ni un aniversario en pareja más”.
*la autora es psicóloga clínica.