Celebremos el corazón

Celebremos el corazón

Deténgase unos instantes y escuche el inconfundible sonido que emana de su pecho. Es el sonido de la vida, articulado por uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo y, en la actualidad, también uno de los más sufridos: el corazón.

Debido a su complejidad faltarían años para entender este órgano en su totalidad. De hecho, ha sido uno de los más estudiados dentro de la medicina; mientras que fuera de ella es el emblema oficial del amor y los sentimientos.

Anatomía. De forma piramidal y ubicado en el tórax, en medio de los pulmones, el corazón está protegido por una membrana o saco, llamada pericardio.

Sabemos que el corazón es el responsable de bombear la sangre, que contiene oxígeno y nutrientes, hacia los diferentes órganos y tejidos, valiéndose de los vasos sanguíneos, las arterias y las venas. Cómo lo hace, es una de las partes más interesantes, porque es ciertamente un sistema complejo de una precisión que raya en lo increíble.
“En términos científicos el corazón se puede ver como una bomba, una máquina que hasta el día de la muerte no deja de latir. Está formado por dos cámaras inferiores, que son dos bombas denominadas ventrículos, y dos cámaras superiores más pequeñas, que son receptoras y se llaman aurículas”, explica el cardiólogo César Herrera, director del Centro Cardiovascular de Cedimat.

Esta bomba es la que acciona la actividad del sistema circulatorio, un “circuito constante” e inteligente en el que las venas transportan sangre sin oxígeno que retorna al corazón por el lado derecho para ser enviada a los pulmones por el ventrículo derecho. Una vez oxigenada, la sangre pasa al ventrículo izquierdo y luego a la arteria aorta desde donde es transportada por las arterias a todos los demás órganos del cuerpo.

“No hay comunicación entre el lado izquierdo y el lado derecho, porque de lo contrario la sangre sin oxígeno se mezclaría con la sangre con oxígeno”, puntualiza Herrera.
Válvulas y electricidad. Para Herrera los fascinantes mecanismos del corazón son comparables a una bomba hidráulica y un sistema eléctrico.

“Las válvulas internas del corazón son cuatro, son estructuras formadas de un tejido grueso que se parece a los tendones y la piel, y aunque es grueso también es flexible. Esas válvulas se abren y se cierran, según el corazón se va vaciando o llenando. Al abrirse y cerrarse, evita al escape”, explica.

“Imagínate si el ventrículo izquierdo estuviera bombeando la sangre oxigenada a través de la válvula aórtica y que esa válvula no se cerrara: nunca recibiríamos sangre en los tejidos porque esa sangre se estaría devolviendo todo el tiempo”, ilustra el especialista.
Dentro de este sistema de “tuberías”, por así llamarlo, destacan las arterias coronarias, que son las responsables de proveer al propio músculo cardíaco (miocardio) de la sangre que necesita. Cuando estas arterias se obstruyen producen lo que se conoce como “infarto al miocardio”.

“Además de ser bomba, el corazón también es un sistema eléctrico que tiene unas fibras eléctricas, literalmente cables eléctricos, un marcapasos natural”, continúa el especialista.

Se trata del nodo sinusal, un grupo de células especializadas que se descargan espontáneamente y conforman un sistema de conducción eléctrico, que es el que estimula las contracciones o latidos del corazón.

Ponerle más corazón. La población del siglo XXI está inmersa en hábitos perjudiciales para la salud cardiovascular.

El problema se retrae hasta antes del nacimiento con las cardiopatías congénitas, entre ellas, algunas predisposiciones hereditarias, pero otras, muchas veces causadas por la ingesta de sustancias perjudiciales para el feto (medicamentos, alcohol, tabaco, etc.) generalmente porque la madre desconoce que está embarazada. Asimismo, tal y como señala Herrera, la mayoría de las enfermedades cardíacas en la adultez son adquiridas: “Ahí somos prácticamente responsables nosotros”, argumenta con gravedad. La dieta inadecuada que conlleva a la obesidad y el sobrepeso, el sedentarismo, el estrés y el cigarrillo son algunos de los grandes enemigos del corazón.

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Enfermedades cardiovasculares

Algunas de las enfermedades cardíacas más importantes son la enfermedad coronaria (obstrucción de las arterias o aterosclerosis), la hipertensión o presión arterial alta, que generalmente es asintomática por lo que se le considera “asesina silente” y que afecta además la retina y los riñones, así como las enfermedades cerebrovasculares, y las cardiopatía reumáticas y congénitas.

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