Cementerios mostraron   otra cara celebración del Día de los Padres

Cementerios mostraron   otra cara celebración del Día de los Padres

Los cementerios del país mostraron ayer la otra cara de la celebración del Día de los Padres, cuando hijos y viudas acudieron a los panteones a agradar con flores a los que ya no pueden recibir otro tipo de regalos.

En el Cristo Redentor, una hilera de vehículos a lo largo de toda la entrada ofrecía una idea de la cantidad de personas que acudieron a limpiar y pintar las tumbas, para luego poner flores y encender velas.

“Yo tengo a  mi papá y mi hermano que están aquí sepultados. Los dos fueron un ejemplo de cómo debe de ser un padre y en todas las fechas especiales vengo a visitarlos”, expresó Roberto Peguero.

Próximo a él caminaba presurosa Silvia Mercedes, junto a dos de sus hijos, equipada con agua, escobas y un machete para mejorar la apariencia del sepulcro.

“Yo tuve un buen padre y por eso soy una buena hija. Nunca me descuido, estoy pendiente de esta tumba que es el lugar donde descansa”, dijo la mujer miemtras organizaba las fotos de los miembros de su familia que reposan en el nicho.

La escena se repetía en el Cementerio Nacional de la Máximo Gómez,  donde la gente acudió desde tempranas horas.

Primera experiencia. Los hermanos Wilfrido y Teresa Portorreal asistieron ayer a su primer Día del Padre sin tener a su progenitor a su lado, debido a que falleció  una semana atrás.

 “Es muy triste venir aquí. Todavía no puedo asimilar que él no está.  Mi viejo era bueno, pasó trabajo con nosotros y nos echó adelante. Pero se enfermó”, manifestó  uno de los jóvenes mientras observaban la tumba.

Todavía no han construido un panteón pero sí tienen programado hacerlo. Sin embargo, muestran cierto temor por los robos que ocurren allí.

Junto a los visitantes acudían niños y jovencitos que eran integrados a las labores de limpieza.

Otra cara dolorosa. Aunque lo habitual es que acudan los hijos a visitar las tumbas de los padres, una triste escena se presentó en el Cementerio Cristo Redentor, donde un padre, su esposa y sus tres hijos se presentaron al cementerio con globos rojos, los colocaron sobre el panteón y luego dejaron fluir el llanto. Allí reposaban los restos de uno de sus hijos, quien murió recientemente,  a la edad de 22 años.

 Aunque el padre se empeñaba en controlar el llanto de la madre, no pudo evitar que sus lágrimas fluyeran por el dolor  que deja la pérdida de un hijo.

Abandono y robos en tumbas

Los que acudieron ayer a los camposantos de la Máximo Gómez y Cristo Redentor se encontraron ayer con las tumbas de sus seres queridos y los caminos de acceso a ellos cubiertos de hierbas y malezas que les obstruían el paso.

Muchos fueron preparados con machetes para limpiar lo que debieron encontrar en mejores condiciones. Otros se vieron precisados a pagarles a los albañiles que trabajan allí de manera informal para que les limpiara el área.

“Esto es increíble. Aquí  las autoridades no hacen lo que deben. Para entrar aquí tuvimos que ir chapeando”, expresó Juan González, mientras sudoroso acondicionaba el espacio del nicho en que reposan los restos de su padre y otros hermanos en el Cementerio  de la Máximo Gómez.

 Desorden continúa

A pesar de que las autoridades de los cementerios Cristo Redentor y de la Máximo Gómez en varias ocasiones han anunciado que han incrementado la seguridad en los alrededores, se siguen cometiendo robos de puertas, candados, floreros y varillas de tumbas.

 A esto se suma el abandono de las áreas en que la hierba y la maleza crecen por doquier.

Un empleado del cementerio de la Máximo Gómez, que pidió reservas de su nombre, dijo que allí ocurren esos robos y desórdenes porque sólo tienen dos policías que cuidan en la parte frontal y los delincuentes penetran de manera fácil por los alrededores.

En el Cristo Redentor siguen los robos, a pesar de que incluyeron unidades para patrullar el área a distintas horas.

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