POR YOANY CRUZ
Hace treinta y siete años que motivados por los buenos sentimientos que brotan de un corazón noble, miembros la directiva de la Fundación Dominicana de Cardiología, realizan la Cena Anual del Corazón, con el objetivo de recaudar fondos para continuar con el apoyo a los proyectos del Instituto Dominicano de Cardiología.

A su llegada al salón La Mancha del hotel Lina, los invitados eran recibidos por una línea de recibo integrada por Héctor Mateo, presidente de la Fundación Dominicana de Cardiología; Danilo Núñez, vicepresidente; Wilson Amparo, secretario; Aurelio Domínguez, tesorero, y Genarina Pérez de Franco, vocal.

El discurso de apertura fue pronunciado por Héctor Mateo, quien destacó que al celebrar por treinta y siete años consecutivos la Cena del Corazón, la entidad está implantando un hito histórico.

Indicó que la fundación mantiene sus programas de educación a la comunidad y el apoyo a los proyectos del Instituto Dominicano de Cardiología, que son su razón de ser.

Manifestó que ya han superado los efectos del tornado económico que azotó al instituto, y que en estos momentos se preparan para emprender su desarrollo sostenido para cumplir con el lema “Cardiología para todos”.

Destacó que seguirán trabajando por la causa del corazón, inspirados en el pensamiento de Albert Schweitzer: “Las únicas personas felices son aquellas que han aprendido a servir”, y la de Rick Warren: “Es posible dar sin amar, pero no se puede amar sin dar”. 

Héctor Mateo aprovechó la ocasión para comunicarle a los presentes que el Instituto recibió una donación de más de cinco millones de pesos para la compra de un equipo de electrofixiología.

Luego de sus palabras se realizó una entrega de reconocimientos a Rafael Bello Andino, Marino Vinicio Castillo y Seneo Arbaje Ramírez.

Además de la cena, los invitados disfrutaron de un show artístico a cargo de Cristal Marie, acompañada del maestro Jorge Taveras y su orquesta.