Centenario de Balaguer

Centenario de Balaguer

UBI RIVAS
El día primero del mes que cursamos se cumplía el centenario del nacimiento de Joaquín Balaguer Ricardo. Era hijo de Joaquín Balaguer Lespier, de origen puertorriqueño y Celia Ricardo Heureaux, sobrina del dictador Ulises Heureaux.

Celia Ricardo Heureaux era hija de Amalia Heureaux, cuyo padre fue el capitán de la marina francesa Dassas Heureaux, que también fue el progenitor del general Lilís. Joaquín Balaguer, por consiguiente, fue sobrino segundo del déspota que signó el destino nacional por 17 años (1882-1999).

La figura del doctor Balaguer es preciso enfocarla en dos vertientes, el gobernante y el escritor.

En el accionar de gobernante, legó al país la más impresionante como extraordinaria etapa constructiva de obras de infraestructuras diseminadas por todos los rincones de la geografía nacional.

Al doctor Balaguer se le atribuyen máculas tan grandes como sus ejecutorias físicas. La primera de ellas es que no implementó medidas sociales trascendentes para beneficio de las grandes mayorías que le escogieron siete veces para ejercer el poder, aunque esos certámenes electorales fueron cuestionados por su turbidez, que ganaba no en las urnas, sino en la JCE.

Ejecutó un programa de asentamientos campesinos, no agricultores, sin las referencias exitosas de los modelos de Japón, Taiwán y el Estado judío, es decir, no solamente cediendo una parcela, sino techo, semillas, animales en producción, aperos de labranza, para todo ser descontado, no regalado, en proporción al valor de la producción.

Nunca cortejó las excelsitudes del sistema político que inspiró al tratadista francés Alexis de Tocqueville a lisonjear a la democracia y la médula de sus instituciones, sino que formuló una sentencia para la posteridad saturada de desprecio al identificar a la Carta Magna como un “pedazo de papel. En su luenga regencia los opositores que eran arrestados no eran presos políticos, sino políticos presos, y en los pasaportes de todos los dominicanos consintió en que violando el derecho inalienable de tránsito, se estampara un infamante: “Válido para viajar a todas partes del mundo menos a Rusia, sus satélites, China Comunista y Cuba”.

Unión Cívica Nacional lo hizo escoger por la fuerza el exilio en abril 1962 y retornó 37 meses más tarde, mayo 1965, para el siguiente año, julio 1966, escalar el solio presidencial en un certamen cívico que ganó por ???? porque su contendor, el profesor Juan Bosch, constreñido por los “marines” de Lyndon Baines Johnson que no le permitirían retornar al poder, hizo la “campaña” electoral por radio desde su residencia en el kilómetro siete y medio de la carretera Sánchez.

Demostró que todos sus opositores, con las excepciones del doctor Juan Isidro Jimenes-Grullón, Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez, no lo fueron por principios, sino por intereses espurios signados por ambiciones materiales personales, y todos concluyeron bajo su palio tenebroso y dispendiador de favores.

Peña Gómez, luego de sufrir su persecución y maltrato, lo declaró “padre de la democracia dominicana”, y el último sondeo de Gallup, agosto reciente, le endosa un puntaje líder como el político más admirado, con 421 mientras que a Peña Gómez le asigna un 253 y a Leonel Fernández un 172, a Bosch 95, Antonio Guzmán 48 y al generalísimo Trujillo 12.

Eso traduce que los dominicanos, desde El Situado de la etapa colonial, un país sin instituciones ni estructura social, seguimos a los gobernantes porque reparten sinecuras y bondades personales, no por transformaciones que requiera la sociedad.

Bosch, que fue el gobernante más honesto en todo nuestro decursar turbulento republicano figura en el cuarto puesto de la preferencia conforme el sondeo citado, el escritor que delineó la constitución más avanzada de nuestra historia.

Los crímenes de La Banda y Los Incontrolables que alegó no conocer, fueron horribles.

La otra vertiente del doctor Balaguer es la de escritor, medio centenar de obras de historias, literatura, gramática y la superba chismografía de un Cortesano en la Era Trujillo donde él es la única figura no salpicada.

Es imposible concluir cualquier intento de radiografiar a Balaguer omitiendo que como desde un principio sentenció en su Tebaida Lírica, a todos venció “uno a uno como caballeros, ó a todos juntos como malandrines”.

Estos últimos fueron los más recurrentes y por eso se impuso 22 años.

La perversión moral por vía de la corrupción, algún día inclinará el fiel de la balanza sobre el resto de su obra gubernativa.

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