Centro León Jimenes expone colección Juan Manuel Portela Bisonó

Centro León Jimenes  expone colección  Juan Manuel Portela Bisonó

El Centro León sigue sus metas y objetivos artísticos y culturales con coherencia, cohesión y responsabilidad, ofreciendo a la comunidad, al país y a la ciudadanía, así como visitantes y público en general oportunidades únicas de actualización con las artes plásticas y visuales.

En la reciente colectiva tenemos la oportunidad exclusiva de acceder a la Colección de Juan Manuel Portela Bisonó, hecha a la memoria de su madre doña Gachy Bisonó de Portela. Para este empresario dominicano que lleva 30 años adquiriendo obras de arte de artistas dominicanos contemporáneos es un gran orgullo mostrar un conjunto selectivo de la colección, en la que nos presenta una variedad de propuestas que corresponden a la riqueza y diversidad de la pintura dominicana desde la primera mitad del siglo XX.

Las obras de Celeste Woss y Gil, George Hausdorf y Guillo Pérez permiten una mirada hacia los recursos formales de artistas considerados como maestros de la pintura dominicana del pasado siglo XX, que evolucionaron con factura y personalidad propia en el color la forma y la luz en el ejercicio del retrato, del paisaje, expresados a través de la abstracción y la figuración. En el caso de Guillo Pérez, observamos desde sus inicios la fuerza de la luz y del color en sus búsquedas abstraccionistas que se mantendrán para siempre en toda su producción pictórica. Fue con la obra “Arrozal” del maestro Guillo Pérez, que Juan Manuel Portela inició su colección, con un tema artístico que se une al negocio familiar de cosecha de arroz. Es interesante captar cómo nace una pulsión y una pasión por el arte, y se convierte en colección. En este caso, el coleccionista tiene su duende artístico en el dibujo desde temprana edad y esta primera adquisición, regalo de su madre doña Gachy Bisonó, determina hasta el día de hoy su vocación de coleccionista.

Durante treinta años supo adquirir obras conducidas por su buen ojo, apasionamiento y excelente gusto, hasta lograr una cantidad de obras que hoy confirman su identidad de coleccionista que es exhibido desde el 1ro. de abril al 26 de junio próximo, gracias al trabajo generado y producido por el Centro León, reuniendo un equipo de profesionales de las artes en el que participan Sara Hermann y Joel Butler en la investigación y guión curatorial, con la asesoría curatorial de Danilo de los Santos y del propio coleccionista y la museografía de Leticia Moronta, obviamente con una constante supervisión general de los señores Carlos Uribe, director del Centro y de Luis Felipe Rodríguez, gerente de programas culturales, y muchos otros importantes especialistas de dicho centro.

El conjunto expuesto, de unas 200 obras que se encuentra en los núcleos dedicados a Domingo Liz, en un espacio que derrama una intimidad y confidencialidad exquisita, luciendo obras sobre papel y pinturas que nos hacen viajar en el recuerdo de una de las obras más contundentes de la pintura dominicana del siglo XX. Nuestra mirada disfrutó la composición precisa y concisa del espacio que Liz domina sin excesos ni añadidos complacientes, en un delicado trazo dibujístico y unas transparencias de color matizado siempre por las luces del cielo flotando en el río Ozama de Santo Domingo.

La pintura y el dibujo en las obras de Liz son el mismo espejo de las formas, porque el fondo en el sentido literal y en el sentido conceptual van de la mano en la obra de este maestro. Esta cercanía también se observa con Paul Giudicelli, la que se pluraliza dentro de la misma colección, en una secuencia museográfica, así mismo llamada, porque recoge cuerpos de obras que manifiestan un valor, una apreciación especial para Juan Manuel Portela Bisonó.

Cercanías de pasión, pero también de una apuesta muy lograda del coleccionista por obras mayores que aportan al conocimiento de la producción pictórica de la segunda mitad del siglo XX. Con estos dos artistas aquí presentes, Portela demuestra una calidad de visión del arte y a su valor razonado.

Las obras de Giudicelli confirman la fuerza de la propuesta en el dibujo, como en la investigación matérica del artista, cuya partida nos deja con un duelo artístico profundo, pues llevaba su obra con un empeño y unos aciertos donde la tierra hacía cuerpo con el dibujo aportándole a sus abstracciones geométricas una sensualidad sin par.

La colección es inmensa en su fuerza diversa y plural donde en el espacio “Compromiso” se siente una conciencia, un salto del desafío individual hacia un propósito social e histórico. La obra de Ada Balcácer se destaca en su maestría de las luces y de la composición con matices del color llevados en todos los momentos de los giros de la luz del día.

Toda colección suscita un descubrimiento para quien la mira con los ojos del explorador. Nos asombramos de satisfacción al encontrar el conjunto de los dibujos de Eugenio Fernández-Granell, sobre todo, con la presencia del dibujo con fondo azul que provocó una distinción del autor del Manifiesto del Surrealismo en 1948. La exposición del conjunto es una muestra en sí, que nos llama a pensar, a estudiar y disertar sobra la relación de Bretón con el Caribe y sobre el Caribe; en sus formas, luces imágenes y visiones que van más allá, y que está por encima de lo real en una alegoría permanente sobre la realidad.

Una vez más sentimos la necesidad de evidenciar la presencia del valor artístico y cultural del país en los enfoques éticos y estéticos del Caribe, como concepto, idea y sueño en los procesos intelectuales y creativos. La carta de Breton a Granell nos llama a estudiar más en torno a los lazos y los puentes con el pensamiento universal. La reflexión de Bretón sobre la conciencia del Caribe a través del azul de Granell es tan importante como la conciencia de Césaire con la Jungla de Lam, y no menos importante que la conciencia Caribe de Lidia Cabrera cuando esta se apasiona por la poesía de Césaire, específicamente con el poemario…Cuaderno de un retorno al país natal…

Tenemos en la colección de Juan Manuel Portela Bisonó dos apuestas fundamentales que son retomar la obra de Domingo Liz y Paul Giudicelli en sus especificidades excepcionales y enlazar la obra de Granell en el diálogo con el surrealismo y el Caribe.
Nos gusta la idea de acoger al artista Jorge Pineda cuya obra integrada al espacio Disonancia responde a la dinámica del coleccionista en su apertura hacia nuevas apuestas post modernas y hasta cierto punto renovadoras e insurgentes en la producción artística actual.

La exposición en su totalidad nos ofrece mirar, pensar y evaluar la producción artística dominicana. Tenemos en esta colección muchas direcciones de reflexión y evaluación de la pintura dominicana moderna y contemporánea, un regalo más del Centro León y de un coleccionista abierto y generoso con la ciudadanía.

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