Centros comerciales y sus sanitarios públicos

Centros comerciales y sus sanitarios públicos

JESÚS FERIS IGLESIAS
El crecimiento y desarrollo del país ha traído como consecuencia que las ciudades de mayor crecimiento económico, como son la ciudad capital y Santiago por ejemplo, han venido construyendo centros comerciales distribuidos en las diferentes zonas geográficas y comerciales de sus respectivos barrios. Aunque las mayores construcciones de éstos, obviamente han sido en las zonas donde viven los sectores económicamente más pudientes.

En esos centros comerciales se han instalado comercios de todo tipo y muy variados, especialmente comercios pequeños y muy exclusivos. Los hay exquisitamente selectivos para ventas de ropas para hombres, mujeres y niños, y los hay además, especializados en vestidos para bodas, embarazadas, obesas, tallas grandes y otras. Además, joyerías, motocicletas deportivas, jabones para pieles delicadas, perfumerías, galerías de arte y otras tiendas muy bien montadas, y caras, por supuesto.

Por otra parte, en esos centros comerciales hay por lo menos varios restaurantes y bares que son proporcionalmente igual de exquisitos y por tanto, exclusivos al igual que los demás comercios instalados, ya que ofrecen alimentos y bebidas de alta calidad a las personas que frecuentan esos centros a comprar, ver lo que hay de nuevo o simplemente, divertirse.

Los diseñadores e ingenieros constructores de dichos centros, para abaratar los costos de construcción de los locales comerciales, construyen un sólo sanitario común tanto para mujeres como para hombres para todo un centro comercial, y no individualmente en cada local.

Llama la atención que a pesar de tantas finezas en las tiendas, tan lindas decoraciones y detalles, los establecimientos, sobre todo los que expenden comidas y bebidas, no se han puesto de acuerdo, al parecer, para mantener higienizados los sanitarios.

Observamos que en la gran mayoría de ellos el ambiente es desagradable: las paredes y pisos si no están rotos, se encuentran manchados, sucios o mojados, malolientes; las llaves de los lavamanos no funcionan adecuadamente, además, casi siempre hay ausencia de jabón y de papel toalla para el aseo y secado de manos; los inodoros sin descargar; sin sentaderos y sin papel higiénico, por supuesto.

En pocas palabras, los sanitarios públicos de la mayoría de los centros comerciales no guardan relación con la exclusividad de las tiendas y mucho menos con los restaurantes establecidos.

Ante esta triste realidad, y con el interés de mejorar la higiene, que definitivamente trae consigo una mejoría substancial en la salud de las personas, proponemos que imitemos lo que se estableció por decreto presidencial en uno de los gobiernos de Venezuela allá por los años de 1977-1978.

El decreto en cuestión señalaba que en los establecimientos de expendio de comidas y bebidas había que contratar a personas que se encargaran de mantener los sanitarios limpios las 24 horas del día por una remuneración equivalente al salario mínimo.

Esa medida, además de contribuir a mejorar la higiene y por tanto la salud de los usuarios, contribuye a disminuir el desempleo que tanto nos afecta. Esta medida no es, bajo ninguna manera inflacionaria, pues para mantener limpios los sanitarios no se necesita de gran especialización y el salario a pagar no será oneroso para los dueños de establecimientos, sobre todo si se toma en cuenta que algunos de los usuarios dejarán propina.

Esta medida traería beneficio a los usuarios porque ofrecerá mejor calidad de vida; para los propietarios de los establecimientos porque ofrecerán un mejor servicio a sus clientes, y finalmente al país, porque contribuirá a la creación de empleos.

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