Debido al auge del sexo cibernético, algunos centros de Internet ubicados en barrios populares de la Capital ofrecen cabinas privadas con computadoras equipadas con cámaras y micrófonos, para que los usuarios, incluidos menores, tengan sus encuentros en absoluta intimidad.

Cuando inició este tipo de negocios en sectores donde no todas las personas tenían acceso a Internet en sus hogares, se utilizaban cortinas oscuras en los espacios, pero ahora la “intimidad” se protege en cabinas que se pueden cerrar con pestillo interno. Este servicio, por el que se debe pagar un monto de 50 pesos para una hora de conexión, no se ofrece únicamente a los adultos.

Menores de ambos sexos recurren a estos espacios cerrados para conectarse en diversas redes para “conocer” personas que en principio cambian su identidad, crean un perfil falso y los seducen y motivan a desnudarse y posar ante las cámaras, con el riesgo de convertirse en víctimas de redes de prostitución.

Interés. Se pudo constatar, hurgando en el histórico de las páginas a las que acceden los usuarios, que el interés va hacia relaciones homosexuales, orgías, sexo con personas negras, entre otras modalidades. Estas búsquedas son principalmente en horario nocturno, cuando, según los propietarios de los centros, son más frecuentes clientes adultos de sexo masculino.