Cerebro y alfabetización o el cerebro alfabetizado IV

Cerebro y alfabetización o el cerebro alfabetizado IV

Sobre la alfabetización y su enseñanza o la neuroalfabetización
Alfabetizar desde las neurociencias implica renunciar a las recetas tradicionales que contrarían el funcionamiento del cerebro en el proceso de aprendizaje. Esto exige que la maestra y el maestro adquieran la formación necesaria en neurociencias, de modo que dispongan de los conocimientos acerca de qué es el cerebro, cómo funciona y cómo aprende.
Por ejemplo, que cada maestra y cada maestro entiendan que solo deben enseñar escritura y lectura mediante el método sintético o fonético, porque es el que mejor se adecúa al funcionamiento del cerebro, el que guarda perfecta correlación con el modo que tiene el cerebro de reconocer palabras escritas; entender que alfabetizar mediante el método analítico o global es contrario a la estructura funcional del cerebro porque no solo es inadecuado para esta función, sino que incluso puede ser perjudicial.
Esto así, porque cuando se usa el método global o analítico el aprendizaje es dirigido hacia una región del hemisferio derecho que es simétrica al área de la “caja de letras” del hemisferio izquierdo, pero que no cumple esa función por lo que ralentiza y dificulta el aprendizaje de la escritura y la lectura, y el ralentizamiento puede provocar dislexia. (Logatt Grabner, 2014). La opinión de Stanislas Dehaene es más contundente. Reproducimos sus palabras:
“Nosotros mostramos que el aprendizaje fónico (es decir, la correspondencia sistemática entre cada letra y su sonido) es lo que da mejor resultado. Hay que enseñarles a los chicos que las palabras se leen de izquierda a derecha, que hay que escanear la palabra y que es necesario conocer la pronunciación de cada letra y cada grupo de letras. El método “global” se basa en un error. Por qué? Porque es como decirle a un chico que quiere tocar el violín: “Acá está el violín, arréglatelas”. Las cosas no funcionan así. Debe haber una pedagogía que enseñe la mecánica del instrumento.
Y después uno puede apreciar de manera más directa el sentido de un texto. Es necesario que el proceso de reconocimiento de las letras sea tan automático que todos los recursos mentales del chico puedan concentrarse en el sentido del texto. La idea es transferir el automatismo de la lectura a los circuitos de la parte posterior del cerebro, de tal manera que el córtex prefrontal se libere para el razonamiento sobre el sentido”.
Cuando se alfabetiza mediante el método global se parte de la frase hasta llegar al fonema con la falsa creencia de que aprenden mejor si se le presenta el significado de la frase y de la palabra de modo que aprenden la palabra entera y se acorta el camino. Pero no sucede así porque no conocen las unidades integrantes de las palabras: las letras.
También, la alfabetización, la enseñanza de la escritura y la lectura, debe iniciarse entre los 6 y los 7 años. Apresurar la alfabetización no tiene ningún sentido, no pondera ninguna ventaja. Hay que darle tiempo al tiempo. Dejar que niñas y niños desarrollen su vida emocional y permitir la maduración síquica y física adecuada para cada actividad
Se ha mostrado como ejemplo el caso de Finlandia y otros lugares como Shanghai, Singapur, Taiwán y Corea del Sur, los cuales han estado en los primeros lugares de la calidad de la educación mundial, según el Informe PISA, y se sostiene que sus resultados, curiosamente, parecen estar ligados a un profundo respeto por el desarrollo emocional. Se destacan como aspectos positivos del sistema educativo finlandés el hecho de que:
– La educación formal no se inicia antes de los 7 años
– Mantiene el mismo maestro en la mayoría de las asignaturas, sobre todo en los primeros años
– La familia, la escuela y los recursos socioculturales (bibliotecas, ludotecas, cines) están ligados y funcionan de forma coordinada
– Los mejores maestros se ubican en los primeros años de enseñanza
Aunque a partir de las evaluaciones de PISA, 2009, el modelo finlandés ha tenido algún decrecimiento de modo que ha sido desplazado de los primeros lugares por varios países asiáticos, sigue siendo el sistema educativo ejemplar de Europa y uno de los mejores del mundo entre los 65 países que forman parte de esta evaluación.

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