Cero impuestos, fin de los políticos

Cero impuestos, fin de los políticos

ROSARIO ESPINAL
Hace varias semanas surgió y pronto desapareció del escenario nacional el mito de alcanzar una reforma fiscal integral, neutral y consensuada. Ya se conocen los planteamientos de los distintos grupos de interés sobre lo que desean o rechazan para su propio beneficio. Los intereses se contraponen y en el Congreso se escenifica actualmente un festival de debates en el cuál es difícil discernir entre lo absurdo, lo necesario, lo posible y lo deseable.

Desde el inicio, el gobierno central ha tenido dos objetivos básicos: que sus ingresos fiscales no se desplomen en el 2006 con la entrada en vigencia del CAFTA-RD y evitar la extensión del ITBIS a todos los productos de consumo por temor a un descontento masivo.

Por su parte, los grupos empresariales no lograron acordar sacrificios tributarios de manera conjunta, con lo cual el CONEP perdió su capacidad de representar los intereses contradictorios de su diversa membresía: la gran y mediana industria, los banqueros, los agricultores, el sector turístico, las comunicaciones y los comerciantes. Cada grupo asume ahora su propia defensa.

El pueblo ha tenido poca participación en el entierro de sus ingresos. No está bien organizado, y por lo tanto, no ha sido muy consultado. El Centro Juan Montalvo, CIECA y Foro Ciudadano han asumido la voz popular y ante la carencia de organizaciones sociales fuertes, su participación ha sido importante para recordar que debe protegerse la canasta familiar y aumentarse el gasto social. Pero a la hora de la verdad, otros intereses se impondrán.

Los partidos de oposición decidieron no participar en las discusiones iniciales del Diálogo Nacional, prefiriendo esperar la llegada del proyecto de reforma fiscal al Congreso para ser actores centrales del debate fiscal.

Descomponer y recomponer la reforma tributaria sometida por el Poder Ejecutivo conlleva grandes beneficios políticos y económicos que los partidos de oposición no querían desperdiciar. Ellos saben que el gobierno no quiere rebaja en sus ingresos, por lo cual, seguirán criticando y molestando al gobierno hasta que una voz superior (léase FMI) le recuerde a los legisladores que deben aprobar una reforma tributaria si quieren seguir siendo políticos. Entonces la aprobarán al vapor.

Algunos de los argumentos del sector empresarial son dignos de mencionar para hacer ejercicio mental.

Los industriales y agricultores piden compensaciones para competir con los productores del CAFTA. Solicitan exenciones fiscales y subsidios directos que, como siempre, pagarán los contribuyentes. Así crearán empleos de bajos salarios y aumentarán sus ganancias, si es que sobreviven en la nueva competencia internacional.

Los empresarios turísticos reclaman tasas preferenciales del ITBIS (reducidas o cero) bajo el argumento de poder competir con otros países que ofrecen mar y sol. Pero muchos turistas provienen de países ricos y tienen mayor capacidad de pagar impuestos que los dominicanos. Entonces, ¿es justo eximirlos del ITBIS?

Los banqueros se oponen al impuesto a los intereses. Dicen que gravarlos desincentivaría el ahorro y debilitaría el sector financiero. Pero, ¿si se grava el trabajo con el impuesto sobre la renta, por qué no gravar por los intereses? Veamos.

Imaginen dos personas de 55 años: uno trabaja y paga impuesto sobre la renta por su salario de 50 mil pesos mensuales. Otro tiene dinero depositado en un banco que generan 50 mil pesos mensuales de interés libres de impuestos. ¿Es justo gravar el salario del que trabaja y no los intereses del ahorrista? Si gravar los intereses desincentiva el ahorro, ¿gravar el salario no desincentiva el trabajo?.

Los comerciantes han protestado menos porque todo parece indicar que habrá más ITBIS.

Con esas recaudaciones serán beneficiarios de la reforma tributaria, porque a más ITBIS más evasión (léase robo) de impuestos que los comerciantes cobran a los consumidores y no entregan al fisco.

Así pues, si los productores agrícolas e industriales reciben exenciones y subsidios para competir y el sector turístico consigue un ITBIS preferencial; si se mantienen libres de impuesto los intereses bancarios y los comerciantes siguen quedándose con una parte significativa de ITBIS, el gobierno no recaudará suficientes tributos de esas fuentes.

Por otro lado, seguir extendiendo los gravámenes al consumo mediante el ITBIS es muy negativo porque este impuesto es regresivo (le quita igual a pobres y ricos), no contribuye a reducir las desigualdades y se presta a mucha evasión fiscal.

¿Qué hacer entonces? Una solución sería establecer una tasa cero de impuestos para todas las actividades económicas.

Consecuencia negativa: no habrá servicios públicos; pero con lo malo que son, quizás su ausencia pasará desapercibida. Muy lamentable. Consecuencia positiva: se retirarán muchos políticos de su oficio porque la política dejará de ser lucrativa. Aleluya.

Beneficio conexo: el país podrá declararse en bancarrota y ejercer su soberanía ante los dueños de bonos soberanos y otros préstamos que, con economistas asesores, los gobiernos dominicanos han contratado a costa del pueblo.

rosares@hotmail.com

Publicaciones Relacionadas